No todo va a ser hablar de la crisis y de la cleptocracia financiera que nos chupa la médula. Hay que tocar otros palos. La actriz y cantante María de los Angeles Santamaría, que se hizo especialmente famosa a partir de su triunfo en Eurovisión con aquel vibrante "La, la, la", está a punto de cumplir 65 años. La canción, que había sido compuesto por el Dúo Dinámico para Joan Manuel Serrat, tuvo que defenderla a última hora la cantante de ascendencia asturiana porque Serrat quiso interpretarla en catalán y el gobierno del general Franco no aceptó ese atrevimiento de supuestas connotaciones separatistas. El éxito de Massiel, que puso mucha juventud, mucho ímpetu, y mucha minifalda, en defensa de los intereses musicales de España, contribuyó a librarnos de uno de los muchos complejos de inferioridad (excepción hecha del fútbol de club) que nos provocaba aquella Europa liberal que nos miraba por encima del hombro. Tanta fue la emoción que, en muchas ciudades y pueblos, la gente salió a la calle para celebrarlo y disfrutar del placer de manifestarse sin temor a ser reprimido por la policía. El general Franco quiso honrar a Massiel con el Lazo de Dama de Isabel la Catolica, pero ella se negó (eso dice ahora) a recibir la condecoración en el palacio de El Pardo y tuvieron que mandarsela por correo certificado al domicilio de sus padres al cabo de siete meses. Han pasado 44 años de aquellos fastos, y la actriz, que actúa en un musical que se representa en un teatro madrileño, ha hecho unas declaraciones a un periódico en el que aparece recostada sobre un banco tapizado en rojo, con las faldas levantadas, piernas al aire y un artístico liguero ciñendo el muslo ajamonado. Massiel responde a muchas preguntas sobre su trayectoria profesional, el decaimiento de sus apetitos, y sobre la compañía que le brinda su perro "Lenin", a quien califica de auténtica pareja de hecho. Pero lo que más llama la atención (al menos, la mía) es saber la cuantía de su pensión, si se jubilase ahora, al cabo de 45 años de trabajo. Dice la diva, indignada: "Si yo me jubilo me queda una pensión de 640 euros, porque antes casi nadie cotizaba como debía. Yo he pagado fortunas a Hacienda y le he pedido a mi asesor fiscal que pulse la tecla porque quiero saber cuanto ha sido".

Nos queda la duda de saber si esa escandalosamente baja cotización --para alguien que reconoce haber ganado auténticas fortunas en su ejercicio profesional-- es culpa de ella, obrando como autónoma, o de sus empleadores, si era trabajadora por cuenta ajena. Lo que ya suena despectivo es calificar de "mierda de pensión" a una paga mensual de 640 euros netos, que es, más o menos, la media de las pensiones que cobran millones de ciudadanos españoles que trabajaron tanto como ella y por mucho menos dinero. En cuestión de pensiones se da, no pocas veces, el caso de personas que ocultan sus ingresos reales a Hacienda y a la Seguridad Social, y luego se quejan amargamente de la cuantía de su retiro.