Adiós ríos, adiós fontes... adiós puerto nodal, porque Bruselas mantiene la sentencia de muerte para una importantísima y merecida esperanza viguesa, teniendo que lamentar una vez más que la unidad de acción y feliz gestión de los coruñeses –con envidiable e indiscutible derecho– nos haya postergado; apoyándose en esta ocasión en el inaceptable desconocimiento de la realidad por parte de la Comisión Europea de Transporte.

Sin ignorar la cuota de responsabilidad que por ignorancia corresponde a tal Comisión, es evidente que el grueso de culpabilidad recae en el anterior Gobierno español, responsable de informar cabal y claramente de datos y circunstancias que avalan nuestra opción a figurar en la privilegiada lista de puertos nodales. Antes de confeccionar los mapas del transporte Bruselas debía saber que Vigo es sede de la Agencia Europea de Pesca, que es el primer puerto pesquero de la Comunidad Europea, que mueve la cuarta parte de los automóviles cargados en puertos españoles y que su supremacía le hace salirse de la tabla de los puertos gallegos en el movimiento de pasajeros y carga general. Que no se hizo así es algo reconocido y que incluso determinó que el anterior ministro de Fomento, nuestro inefable Pepiño, prometiera "desfacer el entuerto" presionando oficialmente y haciendo patentes los datos estadísticos del puerto vigués. El negativo resultado obliga a pensar que o no se hizo gestión alguna, o que no se hizo con la fuerza y habilidad necesarias, o que ya se había agotado el plazo de alegaciones. Recientes noticias descartan las dos últimas opciones afirmando que no se ha dado un palo al agua.

Cuando hace unos meses se tuvo por primera vez conocimiento del desaguisado se produjo un generalizado clamor de repulsa, a la que modestamente me sumé con un artículo publicado en FARO. Ni podemos vanagloriarnos del resultado obtenido ni descartar que si la etérea Autopista del Mar estuviese en funcionamiento seguramente Bruselas nos conocería mejor y tal vez nos tratase mejor.

Pese a todo ello hay que abogar por que no se rinda el Puerto. No se si quedará algún resquicio para la reivindicación, pero hay que intentarlo con ánimo, tesón y sabiendo esgrimir los claros argumentos de que disponemos. Personalmente guardo un pequeño espacio para el optimismo, porque el nuevo Gobierno, que está ganando credibilidad y respeto en Europa, cuenta con una ministra de Fomento que ha salido a la palestra prometiendo batallar a fondo en defensa de este crucial objetivo de Vigo. Y Ana Pastor, diputada por Pontevedra, es persona en la que se puede confiar y que es seguro cumplirá su palabra. El resultado sigue siendo una incógnita que hubiera sido fácil de despejar si en su momento las cosas se hubiesen hecho bien, con honestidad e imparcialidad.

Mi confianza en la palabra de la ministra tiene un trasfondo personal que puede parecer baladí, pero que se me antoja adecuado reflejarlo aquí. La inauguración del remodelado Centro Social de la Caja de Ahorros fue presidio por Sus Majestades los Reyes a quienes acompañó la Sra. Pastor, en aquel entonces ministra de Sanidad. Tuve la oportunidad de dirigirme a ella para felicitarla por su reconocida labor positiva y, al mismo tiempo, le manifesté cuanto me había fastidiado que se hubiera llevado a Madrid al Dr. Fluiters, mi médico de cabecera. Reconociendo que efectivamente estaba en el ministerio desarrollando una encomiable labor me prometió que le haría saber el alto concepto y aprecio que a mi me merecía. Un año más tarde, ya de vuelta a Vigo el Dr. Fluiters acudí a su consulta y me saludó efusivamente diciendo: "Muchas gracias, ya me hizo saber la ministra sus palabras de afecto". Puede ser un insignificante aporte; pero precisamente por insignificante es significativo. Si, definitivamente yo confío en Ana Pastor.

Si hay alguna oportunidad la va a aprovechar y debe contar con el decidido apoyo de todos cuantos puedan aportar algo, sin fisuras partidistas ni búsqueda de quitar o colgar medallas. Vigo se juega algo fundamental para su futuro y si perdemos el partido las consecuencias seguirán soportándolas muchas generaciones. El exitoso ejemplo de Italia con Palermo, Gran Bretaña con Glasgow y Bélgica con Ostende nos abre un boquete para la esperanza y no podemos inhibirnos en el esfuerzo para hallar la salida y poder llegar al Parlamento Europeo –donde se pondrá el definitivo visado– con los deberes bien hechos y amparados por la fuerza de la razón que cuenta con dos pilares fundamentales: Puerto Pesquero y Autopista del Mar.

Que nuestra coordinada y unitaria acción haga oir su voz en Europa con convincentes alegatos e irrenunciable firmeza porque no podemos permitirnos el despilfarrador lujo de abandonar una lucha tan honrosa como necesaria. Solo así podremos conseguir que no se rinda el Puerto.