Así que, a la vista del acuerdo que parecen haber logrado PP y PSOE para reformar la RTVG, quizá no estuviere de más que alguno de sus firmantes explicase el motivo por el que llegan a pactos sobre asuntos menores y se ven incapaces para otros que, como la búsqueda de remedios –aún paliativos– para la crisis, se exigen cada día con mayor urgencia. Hay quien lo cree un misterio, pero no parece tal: otra cosa es que gusten las razones.

(Lo que no hay es sorpresa. Al fin y al cabo, la historia de la televisión pública gallega –que es una realidad, como dijo Zapatero de España, discutida y discutible– se asienta sobre acuerdos más o menos visibles. Primero se fijaron con las empresas periodísticas entonces presentes en Galicia; después los hicieron entre sí las familias del PP para repartirse la influencia en el Ente, más tarde PP y PSOE para desbarreirizarlo y, cuando gobernó la izquierda los socios acordaron las cuotas de poder allí antes de nada.

Otro misterio es el de que nunca se hubiese acordado ni el modo en que los profesionales pudieran realizar su trabajo de forma adecuada, al abrigo de los intereses o lo caprichos de los políticos, ni tampoco la defensa de un auténtico servicio público. Lo que importaba era el control y la propaganda más o menos inteligente, además de las prebendas; en ese sentido el Consejo de Administración ha sido un ejemplo de impudor en la designación y el pago de sus miembros.)

En este punto quizá sea preciso matizar el término "menor" que se usa para calificar lo relacionado con el Ente Público. Y es que se hace en comparación con otros asuntos, como la Sanidad o la Educación, sobre los que también hablaron los líderes de PP y PSOE –pero sin acercarse– y a los que sin duda hay que tener por "mayores". Aunque si se repasan dos datos, el presupuesto anual de la CRTVG y sus déficits, se verá que la distancia no es sideral.

Dicho todo ello, quizá no esté de más añadir algún elemento positivo. El primero, que a pesar de todo, el señor Núñez Feijóo ha conseguido lo que nadie –ni el bipartito, pese a que lo incluyó como prioridad en su programa de gobierno– había hecho hasta ahora para enderezar el Ente. El segundo, que por lo que se ha visto, el PSdeG ha entrado en razón, y eso hace más factible aún que se pueda lograr el objetivo.

Queda el Bloque, algunas de cuyas propuestas resultan útiles. Lo mejor para Galicia sería que, en el trámite parlamentario fuesen todos a una, pero ya se verá si la UPG consiente.

¿Eh...?