Así que, llegado el día y con la romería del voto ya en la calle, habrá que ver cómo pasan el examen sus protagonistas empezando, como es natural, por los que lo depositan, que son los ciudadanos.Y no se trata solo de saber la dirección en que lo harán, sino también en qué propoción van a participar, un dato muy significativo a la hora de cuantificar el grado de satisfacción, de hastío o de indiferencia hacia quienes se lo reclaman.

En tiempos como éstos, con las encuestas reiterando el creciente desapego entre los representantes y sus representados –o si se prefiere, entre las gentes del oficio político y todos los demás– y un segmento aún por cuantificar de la población pidiendo que el sistema funcione de otro modo, el dato de la abstención puede ser más significativo que nunca. Es verdad que luego cada cual lo interpretará barriendo para su casa, pero será de puertas afuera, y la procesión irá por dentro.

El resto de los examinandos son más fáciles de calificar porque las cifras, a la vista, dejarán menos dudas. Cierto que en Galicia –sobre todo: allende Pedrafita hay más opciones y por tanto otras combinaciones– es más complicado, porque aquí casi nadie pierde y, a base de extrañas sumas, alianzas raras y pactos postraumáticos, buscanla piedra filosofal que les dé victorias: el oro –dicho sin aviesa intención– vendrá luego.

Como dato previo –que quizá habría que definir como anomalía, sobre todo si se analiza en términos comparativos– procedente de las encuestas que se han publicado con profusión todos estos, habría que fijarse en la resistencia del PSOE a la erosión. Si se confirma que ni siquiera el señor Zapatero lo lleva al desplome, los dos años que le quedan a la legislatura pueden resultarle a la Xunta algo más complicados de lo que ahora parece.

Lo del Bloque es diferente porque destinado como está al papel de bisagra –algo más grande que otras, pero bisagra al fin– su objetivo principal es hacer de portero para que el gozne gire a la izquierda. De ese modo mantendrá con vida al nacionalismo político y la esperanza de volver algún día a San Caetano, para lo que sólo necesita hacer lo mismo que el enfermo del chiste en Lourdes: quedarse como hasta ahora.

El PP, en fin, se examina también, aunque de otro modo, porque tiene garantizado al menos un "suficiente" que será notable si recupera alguna gran ciudad y sobresaliente si alguna Diputación. Pero sobre él habrá que volver una vez que el recuento se complete.

¿Eh?