No es de ninguna manera mi intención mediar en posibles polémicas políticas, entre otras cosas porque he decidido retirarme de esta actividad y mi deseo es estar al margen del día a día del debate político. No obstante me veo en la obligación de escribir estas líneas ante las manifestaciones de la anterior conselleira de Pesca, doña Carmen Gallego, en las que se insinuaba que los conselleiros del Partido Popular, e incluso la actual conselleira do Mar, tenían algo que ver en las reprobables prácticas contra las normas de la competencia que se dieron durante el tiempo del Bipartito que, a mi juicio, han sido muy justamente sancionadas por la Comisión Nacional de la Competencia (CNC).

Durante el Gobierno del bipartito, una parte del sector mejillonero intentó instaurar unas prácticas comerciales en desacuerdo con las normas de la competencia y libre mercado, a través de una organización: "Pladimega". Esto creó fuertes enfrentamientos que dieron lugar a coacciones violentas en los muelles intentando imponer una disciplina de mercado, absolutamente contraria a lo dispuesto en el propio ordenamiento jurídico español y comunitario. Los principales responsables han sido ciertos líderes del sector mejillonero que entienden que cuando no se gana con la fuerza de la razón, hay que usar la razón de la fuerza: han sido éstos, con el apoyo del anterior gobierno los que con su sinrazón arrastraron a una gran parte del sector.

Desde la oposición en aquel momento advertimos que se conculcaban las normas del libre mercado. En aquel entonces muchas personas honestas y responsables del sector mejillonero nos consultaron sobre la legalidad de las prácticas que se intentaban imponer y a todo el que nos consultó, le advertimos que se estaban intentando imponer prácticas condenadas por el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, especialmente los artículos 101 al 106 del citado texto. Ya entonces advertimos del riesgo de fuerte sanción por parte de la CNC.

También se mantuvieron reuniones con representantes de la industria de la conserva a los que se le dieron idénticas opiniones a las que en su momento se habían dado a los representantes del sector mejillonero. Como resultado, quienes estaban legitimados para interponer denuncia de dichos actos reprobables, ejerciendo sus derechos democráticos, lo hicieron y el resultado es la severa sanción de la CNC que hoy conocemos.

Los hechos se enmarcan plenamente en el mandato del bipartito y por ello el intento de insinuar que los antiguos gobiernos del PP estaban "salpicados" resulta grotesco. La postura de los gobiernos del Partido Popular siempre ha sido clara y a favor de políticas europeístas y acordes con los Tratados de la UE y en anteriores conflictos siempre se advirtió que no se podían fijar precios. Conviene recordar que los Conselleiros y altos cargos no sólo tienen que acatar la legislación vigente, sino la de hacerla cumplir. Los hechos en torno a "Pladimega" resultaban a ojos vista contrarios a la legislación de la competencia. El Gobierno bipartito no solo no lo vio (lo que ya es grave) sino que, si hacemos caso a lo que en su momento nos manifestaron los representantes del sector, lo amparó e impulsó.

Cualquier persona medianamente conocedora de los textos básicos de la Política de Pesca Común sabe que los únicos mecanismos de intervención de los precios son muy limitados y nunca puede vulnerar las normas básicas de la competencia. Por tanto la obligación del Gobierno de la Xunta anterior no solo era la de no haber alentado esta iniciativa sino que además, estaba obligada a impedirlo con los medios a su alcance, dentro de sus competencias. Francamente no creo que nada de esto se haya hecho en la época.

Es una lástima que un grupo de líderes irresponsables que decidieron politizar las organizaciones profesionales hagan pagar ahora su irresponsabilidad a quienes se vieron arrastrados por ellos. Las responsabilidades legales las determinan las instancias competentes pero a mi juicio, también el anterior Gobierno tiene en todo este asunto una responsabilidad política muy grande y el sector mejillonero lo sabe de sobra y lamentablemente paga la irresponsabilidad de otros.