Benedicto XVI acaba de beatificar el 1º de mayo a su antecesor en el Vaticano, el llorado papa Juan Pablo II.

La fecha es significativa y el santo padre quiso resaltarla en sus palabras evocadoras del nuevo beato, ya que la solemne liturgia se celebraba en la festividad de San José Obrero, pues Juan Pablo II había sido minero en su juventud y operario de la grey de Cristo durante su largo pontificado, el tercero mas largo de la Historia.

Setenta delegaciones oficiales estaban allí presentes, desde los reyes de los belgas y los príncipes de Asturias a los presidentes de Italia, Polonia y México, numerosos presidentes de países africanos y destacadas delegaciones entre las que destacaba la de la Unión Europea ,con sus máximos representantes.Más de un millón de peregrinos siguieron entre el fervor y el silencio la eucaristía papal.Los de habla hispana aclamaron insistentemente al nuevo beato:"Juan Pablo II , te quiere todo el mundo" .

Efectivamente el papa Woijtyla, "venido de un país lejano",como él mismo dijo, ""un papa llegado del frío", como se le definió, pronto descongeló el corazón de los hombres y las mujeres del mundo que vieron en él a un tenaz defensor de la vida, de la familia, de la paz y de la lucha contra las injusticias, la miseria y el hambre. Su pasión por el hombre fue el eje de su pontificado, redimiéndole de sus temores. "No tengáis miedo", nos dijo.

La Iglesia con Juan Pablo II traspasó los límites geográficos de su peregrinar terreno, desbordando las fronteras europeas y occidentales y haciéndose verdaderamente católica, es decir ,universal. Juan Pablo II manifestaba así su magisterio a todos los hombres y mujeres del mundo y por eso se convirtió en un referente moral universal.

Para Juan Pablo II el prometido reino de los cielos estaba abierto a todos, sin exclusión de credos o razas y por eso hizo del mundo su parroquia y de la humanidad su grey. Desde el 1º de Mayo estoy seguro que los seres humanos contamos con un gran mediador que intercederá por todos en el otro mundo.

Pienso que su pontificado significó la culminación del mandato de Jesús a los apóstoles:"Id y predicad a todos los pueblos". Juan Pablo II visitó mas de cien países, abrazó a todos con su magisterio ecuménico, dignificando la vida y acogiendo a todos en su corazón de padre.Asi lo entendió el mundo y por eso cuando falleció la muchedumbre congregada en la plaza de San Pedro prorrumpió en un grito unánime:"Santo súbito", grito pronto coreado por doquier.

Recordaba yo hace poco la presentación de mis "cartas credenciales" y comentaba que me había sorprendido cuando tras las corteses palabras de rigor Juan Pablo II, en forma directa e insistente me preguntó por las causas del paro en España.Era enero de 1997 y creo recordar que entonces nuestra tasa de paro estaba alrededor del 11%, que ya entonces se consideraba abrumadora.Yo le ofrecí algunas explicaciones: el ingreso en el euro y la necesidad de llevar a cabo los famosos "deberes", que incluían la privatización de empresas estatales, la reorganización del gasto publico y reducción drástica del déficit, el necesario ahorro, la congelación entonces de los salarios, etc.El papa me oyó atentamente y me respondió: "El paro supone la dislocación de la sociedad, la disgregación de la familia, y sobre todo en los jóvenes la desesperanza, la probable marginación y hasta la posible caída en la droga". Y me replicó:"Dígale a su gobierno que su primera obligación es combatir el paro".Así lo transmití y así se hizo entonces.

Al salir de aquel primer encuentro, yo comprendí que lo que mas interesaba al papa era el hombre mismo.

Por eso creo que desde este 1º de Mayo el hombre cuenta con un nuevo y eficaz mediador en las alturas.Con alguien que se preocupará allí arriba por el empleo, por la vida, por la familia, por los jóvenes.

El beato Juan Pablo II será nuestro mediador, intercediendo por el hombre y su trabajo.Conviene rezarle en la actual coyuntura.¡Loado sea!