Nuevas evidencias sobre el fascismo selectivo (cárceles secretas, mentiras de difusión masiva, corrupción política, dictadura financiera etc) que va infectando lentamente la sociedad. En un informe aprobado recientemente por el Consejo de Europa se ofrecen testimonios verosímiles sobre el siniestro trafico de órganos realizado en Kosovo por elementos de la guerrilla albanokosowar actualmente en el poder con el respaldo de la OTAN y de Estados Unidos. Según el relato del autor del informe, un ex- magistrado suizo, los prisioneros serbios eran retenidos en granjas y relativamente bien cuidados y alimentados durante un tiempo. Luego, previos los preceptivos análisis médicos de compatibilidad, se les trasladaba a un lugar secreto en el interior de Albania y allí eran asesinados para extraerles los órganos y venderlos a clínicas privadas en el extranjero.

La descripción de estos horrores parece propia de un episodio de la represión nazi, con el doctor Mengele como protagonista principal, pero acaba de suceder en pleno corazón de Europa y ha sido difundido por la prensa como si se tratase de una de esas truculencias que estamos acostumbrados a leer en las páginas de sucesos. Recientemente, se supo también de la condena a una sociedad médica sudafricana por haber traficado con órganos comprados en América del Sur para ser trasplantados a pacientes de nacionalidad israelí, pero la noticia no causó mayor conmoción. Quizás porque los niveles de insensibilidad social se incrementan en la misma medida que crece el nivel de espanto, y parece mejor y más conveniente mirar para otra parte, o esconder la cabeza bajo el ala como el avestruz.

Por supuesto, las autoridades de Kosovo (un territorio reconocido como nación independiente por muchos países de la OTAN, con la excepción de España), han negado los hechos, y Estados Unidos, que tiene allí una de sus mayores bases militares, reclamó pruebas más contundentes. La creación artificial de Kosovo (históricamente una provincia serbia) como nación independiente es uno de los episodios más vergonzosos de la diplomacia moderna y el remate final de la sangrienta destrucción de la Federación Yugoslava. Una operación perfectamente planificada desde antes del inicio de los ilegales bombardeos de la OTAN (que dirigía entonces nuestro ilustre compatriota y habitual veraneante en Bueu, Javier Solana) y que sirvió en bandeja a Estados Unidos la instalación de la base de Camp Bondsteel. Un enclave estratégico para la defensa de la red de oleoductos que trasportan el petróleo del mar Caspio, ademas de otros corredores de energía. La construcción de esta base, que se inicio bajo la presidencia de Clinton, se concluyó con la de Bush, como prueba palpable de que los intereses del Imperio son siempre los mismos.

Según los informes más serios, Kosovo es, en la actualidad, un territorio dirigido por mafias implicadas, entre otras lucrativas actividades, en el tráfico de drogas y en las redes de prostitución. En realidad, nunca ha dejado de ser así desde el inicio de la guerra contra Serbia. Pese a la intensa campaña de propaganda para presentarlos como "luchadores por la libertad" (aquella pomposa denominación con la que Reagan bautizaba a las bandas de mafiosos a su servicio) los dirigentes de la UCK, la guerrilla albanokosovar, estuvieron siempre ligados a negocios sucios.

Todos recordaremos que en España se dio el caso de que mientras nuestro gobierno apoyaba los bombardeos de la OTAN y la "heroica lucha" de la UCK, bandas de delincuentes albanokosovares con formación militar asaltaban y desvalijaban empresas en muchos polígonos industriales empleando una violencia inusitada.