Cuando mi amigo Joaquín perdió el sueño, cayó en un estado de estupor cercano al sonambulismo. Lo tenías delante de ti, con los ojos abiertos, pero sentías que estaba en otro lado. Era como si, pese a su presencia, lo hubiéramos perdido. Al principio pensábamos que sería un problema de días, o de semanas, pero empezaron a pasar los meses y Joaquín no pegaba ojo. Visitó a los mejores médicos, le recetaron los compuestos más caros que quepa imaginar, se sometió a programas de hipnotismo, de relajación, a saunas y masajes, todo ello sin resultado alguno. Para colmo, no encontró consuelo, como la mayoría de los insomnes, en introducir barcos en botellas ni en construir con palillos de dientes la Torre Eiffel. Iba y venía del trabajo como un autómata. Comía como un autómata. Se relacionaba con sus hijos como un autómata.

Según me explicó su mujer, perdió el sueño en Barcelona, adonde había acudido por razones de trabajo. Parece ser que un día se despertó en el hotel a eso de las cuatro de la mañana y, como no volviera a dormirse, encendió la televisión, donde estaban pasando una película pornográfica. Por razones incomprensibles, mi amigo no había visto jamás una de esas cintas de mete saca y se quedó horrorizado. No podía comprender que los protagonistas tardaran tanto tiempo en alcanzar el orgasmo. Según le contó a su esposa antes de caer en un mutismo preocupante, le angustiaba aquella especie de eyaculación precoz inversa. No tenía la impresión de que los personajes de la película disfrutaran, todo lo contrario. Joaquín apagó la tele, pero enseguida comprendió que no se quedaría tranquilo hasta que aquellos dos pobres amantes eyacularan al fin y cesaran los jadeos que permanecían dentro de su cabeza.

En esto, se fue la luz en todo el hotel y se quedó sin ver el final de la cinta, con los resultados catastróficos que hemos apuntado al principio. Pasado unos meses, se me ocurrió telefonear al hotel para averiguar el título de la película aquella. Por resumir, añadiré que conseguí un DVD y que se la proyectamos entera. Fue ver el orgasmo y quedarse dormido. No ha vuelto a tener problemas de insomnio, pero ha cogido pánico al desnudo.