Oporto es para los gallegos una sala de estar preciada en la que se sienten como en casa. Hay muchos modos de conocer esta ciudad y uno de ellos es por sus placeres culinarios pero, si hace unos años hicimos desde este mismo espacio un itinerario de gozo en torno a los mismos, hoy se ha quedado en parte obsoleto. Ese espíritu tradicional y a veces de elegante decadencia de la burguesía portuense se ha reinventado y merece una nueva mirada, un recorrido entre otros posibles que se puede hacer si aún la crisis no ha golpeado nuestros bolsillos. Tras cerrar el restaurante D. Manoel era necesario crear una nueva ola de modernidad y frescura en la ciudad de Oporto, un chute de creatividad y dinamismo. Y está claro que nuestros hermanos portugueses han mejorado su oferta turística y de ocio, primero con los hoteles, tras el consagrado Sheraton. Podríamos hablar de la rehabilitación de un clásico, el hotel Infante de Sagres, que en manos de Miguel Judice,director del grupo Lágrimas Hotels&Emotions, nos trajo un nuevo Sagres, o del Tiara (antiguo Meridien), renovado en busca de mayor comodidad y elegancia. También el Hotel Porto Palacio se modernizó e introdujo en la planta 19 el Vip Lounge, un nuevo espacio donde se puede tomar un Vintage y fumarse un puro contemplando las mejores vistas de la ciudad.

En el nuevo Oporto esta nueva ola tiene su máxima expresión en la gastronomía. Sobre los clásicos D. Tonho, Cafeína, o el Boa Nova del arquitecto Alvaro Siza, ha surgido una nueva oferta culinaria de primer nivel. El DOP, por ejemplo. El creativo chef Rui Paula, alma mater del restaurante del Douro DOC, ha abierto este nuevo negocio moderno y muy acogedor, en el centro histórico de Oporto, en el antiguo Palacio de las Artes. Allí podremos experimentar la gastronomía portuguesa de alta expresión, con una materia prima excelente basada en producto autóctono y con una original presentación. El servicio y la atención, impecables; hasta los mínimos detalles se cuidan al máximo, para lo que Rui cuenta con su hermano Pedro en un activo segundo plano. Muy buena la bodega, con una muestra de los mejores vinos que se están haciendo en Portugal y la asesoría del sommelier Marco Valente.

El Bulhe es otro de los ejemplos de cómo reinventarse a partir de un sencillo y pequeño restaurante con un gran jardín en la Foz. Ahora nos encontramos con un osado proyecto de arquitectura minimalista, lleno de frescura. El trabajo del decorador Paulo Lobo nos permite transportarnos a los restaurantes más cosmopolitas de cualquier capital europea pero la ventaja es que lo tenemos a 150 km de Vigo. No es casualidad que el Bulhe haya sido uno de los 5 finalistas del concurso "Best New Restaurant" de la revista británica Wallpaper.

El Shis lleva años abierto pero continua siendo el restaurante de moda en la Invicta, en la zona de la Foz Velha. Sobre la Praia de Ourigo encontramos este moderno y singular restaurante, obra también de Paulo Lobo y que goza de unas preciadas vistas a la mar atlántica. Allí luce la cocina del chef Antonio Viera (ex Cafeína y Oriental), se da cita la gente guapa de Oporto y no e fácil conseguir una mesa sin reserva previa. Una última sugerencia podría ser el Góshó, que algunos no sé si exageradamente valoran como el mejor restaurante japonés que podemos encontrar a menos de 500 km de Vigo. Daniela Coutinho y Jorge Costa tuvieron la idea y contrataron al arquitecto Haruo Morishima y a NC-arquitectos. Construído el restaurante, trajeron de Lisboael mejor "sushiman" de Portugal según alguna opinión cualificada: el chef Paulo Morais. Los vinos están en manos de Manuel Moreira, un destacado sommelier luso y el toque final lo da la decoración y el ambiente de la estilista Katty Xiomara.

No es una hostelería de precio prohibitivo, que arruíne, pero nada tiene que ver con esa popular de la tradicional cocina portuense. Es un recorrido posible y novedoso por un ruta "cool" en que se da cita una clientela moderna, sensible ante la estética y la ética culinaria, ajena al turismo de masas y poco relacionada con la que busca el menú del día. Otro día haremos una marcha por el Oporto tabernario. La cocina es un mundo, desde las posibilidades del atún en conserva hasta el Portugal más "must".