Vigo debe de ser una de las pocas ciudades de su tamaño en la que los plazos para la realización de las obras sufren una mayor demora. Uno de los ejemplos más concretos que se puede encontrar es, sin duda, la urbanización de Rosalía de Castro II. Concebida como tal a mediados de los años noventa, todavía se encuentra en un estado casi inicial de desarrollo.

Y ello pese a que se trata de uno de los ámbitos centrales de la ciudad y de los más apetecibles, desde el punto de vista inmobiliario y comercial, ya que supone la prolongación de lo que se conoce, entre el sector, como "la milla de oro" viguesa.

Cierto es que han concurrido en el retraso una serie de acontecimientos que, no por previsibles, se han concatenado para que los plazos desbordasen todo lo imaginable: más de una década para construir un parking, la prolongación de una calle en unos trescientos metros y la edificación de nueve inmuebles.

Primero fueron las trabas legales sobre la concepción inicial del Concello, que fue recurrida ante los tribunales. Con posterioridad, la aparición de suficientes vestigios arqueológicos como para que Patrimonio de la Xunta decretase la suspensión cautelar de todas las obras proyectadas. Y luego, con el paso del tiempo, la recesión en el sector inmobiliario y la crisis financiera que han provocado que los promotores no cuenten con suficiente demanda como para rentabilizar la inversión de la obra. Las prospecciones arqueológicas aún no han terminado. Y la situación de crisis la conocemos de sobra por padecerla en mayor o menor medida.

Otro ejemplo de los muchos podría ser la obra del Auditorio, concebida a principios de este década y todavía en construcción o la de La Metalúrgica.

Quizás sea el momento de que todas las partes implicadas en el desarrollo urbanístico de la ciudad –administraciones, empresarios, agentes sociales– realicen una reflexión conjunta para que estos "atascos" en las grandes obras –públicas o privadas– dejen de ser una característica por la que en determinados ámbitos de fuera de Galicia se conoce a Vigo.