De modo que, sin la menor intención de considerar a ese tipo de estudios como un dogma de fe, la verdad es que algunos tienen más valor –y credibilidad– que otros y por tanto conviene acoger sus conclusiones con mayor atención. Cierto que no está de más reservarse el beneficio de inventario y manejarlos con cautela, pero si contienen datos ciertos, es más que probable que los análisis sean solventes.

En el caso del que rubrica Standard&Poors –y que ha recogido FARO– sobre la situación y perspectivas de Galicia no parece que haya de anatemizarse la conclusión sólo porque no guste. Dice, en síntesis, que la economía de este país se enfrenta a un deterioro sin precedentes hasta el año 2011, lo que suena parecido a otros estudios, sólo que a éste le han eliminado el árnica. Y, además, coincide con la perspectiva que otros especialistas autóctonos vienen avisando desde hace tiempo, lo que le añade una cuota de credibilidad.

Queda dicho que este tipo de estudios distan de la Biblia, y por tanto no son cuestión de fe sino de enfoque. Aportan, eso sí, otras visiones que, por más lejanas, podrían estar menos contaminadas de hiperrealismo y en ese sentido suelen resultar útiles para quienes los emplean como lo que son, Pero dicho eso, parece razonable siquiera leerlos y verificarlos y no meterlos sin más en un cajón y descalificarlos en bloque; ahora falta por saber con detalle qué opina la Xunta.

En todo caso, este trabajo de "Standard" resulta oportuno para apoyar la demanda -cordial, claro- de una información pronta y detallada sobre cuáles van a ser las líneas maestras de la estrategia del Gobierno gallego para afrontar el porvenir. Porque hasta ahora, y dicho con todo respeto, se conocen tácticas y se aplicaron parches, pero un tratamiento a fondo y a plazo está por conocer. Y no se dice que no lo haya o que el equipo de Economía flojee: sólo que se conoce poco.

Las que sí se saben son dos cosas. Una, que el informe aquel del CES en el que se afirmaba que lo peor de la tormenta había pasado y que -en sentido figurado- también sus miembros veían brotes verdes era, como se dijo, discutible por optimista. Otra, que los márgenes de resistencia de que habló tantas veces el señor ex presidente Touriño era una afirmación inexacta; no sirve de consuelo, pero hubiera sido mejor decir que la crisis llegaría con retraso y no con menos fuerza.

Como siempre, lo que sea sonará, pero conviene no ya apretar, sino reforzar los cinturones.

¿O no?