¿De dónde salta uno cuando salta desde la ventana de un quinto piso? Esta es la pregunta: ¿desde dónde se arroja la gente? Hace poco, una cría de 14 años se tiró de un coche en marcha cuando era trasladada a un centro de menores. Se mató, claro. Tuvieron que velarla con el rostro tapad porque se lo había destrozado en la caída. Intenta uno meterse en la cabeza de esa chica y se desespera. ¿Se tiró en realidad desde el automóvil? Si uno pudiera arrojarse desde sí mismo como la facilidad con la que se arroja desde un ático, estaría la calle repleta de yoes. A veces trato de imaginar que es posible subir hasta la cabeza del propio cuerpo y saltar al vacío desde los orificios de las narices, o de las orejas, o de los ojos, de manera que el cuerpo quedara intacto, pero que tú quedaras aplastado sobre la calzada.

Pero no hay manera de matarse a medias. O te suicidas con el cuerpo o no te suicidas. El yo es listo (el superyo más), y se ha pegado a la carne de tal modo que no se pueden separar. No hay forma de arrancar el yo sin hacer un agujero en el organismo como no hay forma de separar la cara de la cruz. No hay muertos en vida. Por deprimido que te encuentres, el yo está ahí, acechando, defendiéndose, manifestándose. El yo necesita yoyear como las pistolas necesitan disparar. Si hay pistolas, hay muertos. Si hay cuerpos, hay yo. ¿Desde dónde salta el yo cuando se arroja al vacío desde una torre? ¿Es posible que todo remita a algo, que todo sea representación de algo?

Cuando el crack del 29, los millonarios de arrojaban al vacío desde la parte superior de los rascacielos. En le medida en que el rascacielos es un símbolo fálico, podríamos decir que saltaban desde el extremo más alto de su pene. Eso es gracioso, mire usted. Hay personas que se suicidan desde su sexo y hay personas que se suicidan desde su mente. No sabemos cual de los dos suicidios es más intelectual (las apariencias engañan). El correccional al que llevaban a la cría citada más arriba había sido denunciado por el Defensor del Pueblo por sus malas prácticas. Quizá la chica saltó en apariencia desde el coche y en la realidad desde una práctica carcelaria. Qué raro. Y qué liberador.