No lo va a tener fácil Manuel Chaves a la hora de encontrar su hueco en el Gobierno por más que en sus nuevas tarjetas ponga que se ha convertido en vicepresidente tercero. Por lo pronto, su estreno como vicepresidente, ha dejado un regusto agridulce. No se puede negar que era urgente que el Gobierno intentase desbloquear sus relaciones con Cataluña, o mejor dicho con el presidente de la Generalitat, José Montilla. Ahora bien, dar por sentado que en el futuro esas relaciones tendrán carácter bilateral digamos que es algo que chirría y provoca una desigualdad de relaciones entre el Gobierno central y el resto de las comunidades autónomas.

El problema es que los políticos catalanes se han empeñado, y han logrado imponer, en que Cataluña es diferente y por tanto tiene que recibir un trato diferente, lo que es tanto como admitir que dentro de España hay comunidades autónomas de primera, y por tanto sus ciudadanos son de primera, y el resto son, somos del pelotón.

De la visita de Chaves a Montilla sí hay que destacar como positivo que se haya abierto la puerta a desbloquear la financiación, otra cosa es como va resultar al final esa financiación, porque esa será tarea de Elena Salgado, también vicepresidenta del Gobierno.

Pero volviendo al principio, es decir al papel de Manuel Chaves en el Gobierno, la realidad es que por ahora parece desdibujado. Su vicepresidencia está constreñida entre las vicepresidentas Teresa Fernández de la Vega y Elena Salgado. De manera que Manuel Chaves se va a tener que reinventar a sí mismo para dar contenido a esa telúrica vicepresidencia que ocupa. Desde luego hay que reconocerle el mérito de haber sabido propiciar el “cambio” en el socialismo andaluz. Es verdad que en sus manos continúan las riendas del Partido Socialista de Andalucía y eso le permitirá pilotar el cambio, pero sabiendo que una vez que se produzca no habrá vuelta atrás.

Manuel Chaves se ha sacrificado puesto que nada le obligaba a dejar la presidencia de Andalucía con tanto tiempo de antelación. Podía haber esperado hasta un año antes de que se celebrasen las elecciones para propiciar un sucesor, pero haciéndolo ahora permite que su partido se vaya remodelando.

Hay quien apuesta que Manuel Chaves terminará diluido entre las dos vicepresidentas, que descubrirá que apenas tiene papel, que le terminarán cansando. Yo soy de las que creen que Manuel Chaves, con sus modales suaves, tiene mucha retranca y se mueve en política como pez en el agua. De manera que aunque ahora parece que no tiene papel, será cuestión de tiempo el que lo tenga. Eso sí, tener papel puede llevarle a chocar, suavemente pero a chocar, con las dos vicepresidentas. Tiempo al tiempo.