Un epicentro cultural

Lo bueno de las ciudades que, como Vigo, tienen un epicentro cultural, es que puedes vivir muchas cosas en poco tiempo. El martes, por ejemplo, tomé un café en el Soportales con Emilio Alonso, hijo del escritor y profesor Alonso Montero y hermano del guitarrista Cuchús Pimentel, que pronto verá publicado en Xerais su thriller satírico “Mercurio”. Emilio me presentó en su mesa al fotógrafo recién establecido en Vigo Diego Lago, que expone estos días en la Casa del Libro sorprendentes imágenes pero que también podéis conocer (¡y tiene veintitantos!) como profesor de baile, pintando o esculpiendo. Los dejo para dirigirme al Salón de Actos de la Diputación de Pontevedra, donde Manuel Janeiro presentaba su poemario “Ensayos para el habla” pero hago parada en la Puerta del Sol, en ese kiosco que siempre se llamó Adela y que ahora reabrió Alejandrina Pardo. Compro la prensa y Alejandrina me regala de su propia voz una hermosa canción sefardí. Llego a la poética presentación y me encuentro a Xesús Franco, que está ahora en el Servicio de Publicaciones de la Diputación. ¡Cuánto tiempo sin ver a este brioso activista cultural! En la mesa, con el autor del sentido poemario, la diputada Francisca Canal y mi escritor Fernando Bartolomé, del que entre sus varios libros yo tengo casi de cabecera su novela “Matar a un rey”, por la riqueza de su vocabulario castellano. Besos y abrazos. Salgo y, tras encontrarme al poeta Carlos Oroza y liar con él una ristra de palabras, llego a la presentación en Caixanova de otro libro, el del ex magistrado José Luis Núñez, “Un jurista se confiesa”, respaldado por la Asociación de Amigos de la Universidad de Vigo en una mesa en la que también estaba José María Franco, su presidente. Mientras Núñez desgrana recuerdos biográficos de tantos años, se oyen al fondo, desde Príncipe, los ecos del “¡Ay Carmela!”, que ambientaba la manifestación por el Día da República. Y no muy lejos, poco después, aún pude oir la música de acordeón que salía del sótano del Centro Cívico Casco Vello y enseñaba Pedro Blanco... ¡ Cuánto se puede vivir en Vigo en poco más de una hora!

Del arte escultopictórico

Y ya que me referí a la Diputación de Pontevedra se me pone a tiro hablar del artista Pedro Solveira, porque es precisamente esta institución la que le ha editado un libro que hoy se presenta, a las 8, en el museo Marco. Solveira, que nació en Teis de un padre dedicado a la mecánica entre hierros, martillos o cinceles, y que recuerdo que expuso en Nueva York un día después de lo de las Torres Gemelas, tiene en este libro una parte de su vida y de su obra escultopictórica, con muy diversas firmas y fotos. Allí le hallaréis hoy.

¡Viva Castrelo de Miño!

Y me iba con desazón si no hablaba de la vida culinaria porque estos días he vuelto dos veces a ese restaurante nacional popular llamado La Parra, ahí en el cruce de rúa Alta con Real. Sí, ese en que está un “rei do cocido” como es Silvio Senra, aunque sea su mujer Remedios Silva la que pone los puntos sobre las íes ante las perolas. Cocina familiar, cálida, hecha con buen humor, desde las fritadas de pescado a los guisos de carne. Y ese blanco que Silvio trae de su patria, Castrelo de Miño, es para crear devoción.