La guía "Adolescentes frente al sida: preguntas con respuestas" no recomienda ni la masturbación como práctica sexual. Hay que ser muy imprudente y muy dañino con uno mismo para pillar el sida masturbándose. Hay guías así, pero sólo en la sexualidad. Una guía de montaña te dice qué equipamiento debes llevar, qué botas se recomiendan, cómo protegerte del frío, qué hacer si te sorprende la niebla, qué rutas son más seguras, incluso como cagar en el monte, pero una guía de sexualidad para adolescentes sostiene que lo mejor es no ir de monte y que, si lo haces, vayas sin botas y sin condón. Y los adolescentes con unas ganas de coronar que se mueren. La guía es partidaria del amor verdadero y cualquiera estará de acuerdo, pero viene a ser como si una guía de viajes te recomienda que, para alcanzar ese destino soñado, viajar en clase business, alojarte en un hotel de cinco estrellas y llegar cuando la predicción meteorológica anuncie cielos despejados y una temperaturas entre 24 y 25 grados, que hace calor, pero no demasiado. Si no, lo mejor es quedarse en casa (sin masturbarse, no vayas a coger el sida).

No conozco a nadie que no defienda el amor verdadero, pero es difícil encontrarlo y casi imposible reconocerlo sin contraste con alguno falso. Todo el mundo quiere el amor verdadero, pero la mayoría tiene que conformarse con una buena falsificación. Las mejores son las de piel, pero mucha gente no llega a ellas y lleva de las que dan el pego, pero son de plástico. Salvo para un experto, es muy difícil distinguir el amor verdadero del falso porque los dos se fabrican en China, a veces con los mismos patrones y en la misma fábrica. No puedes fiarte ni de donde lo consigues porque el mercado está muy contaminado. Todo el mundo es partidario del amor verdadero y nadie de contraer el sida. Sería bueno las guías dedicadas a los sectores sensibles se plantearan con los mismos criterios que las de montaña.