A estas horas, y a la vista de lo que reclamaban en la calle recientemente las organizaciones agrarias gallegas -lo mismo, pero al revés: precios justos para la leche, pero a través de contratos homologados, unas, e incluso sin ellos, otra-, no debe extrañar que haya quien note cierto olor a chamusquina electoral en las movilizaciones. Eso además de la relativa proximidad de los comicios y del hecho de que Unións y Xóvenes Agricultores -que fueron juntos pero no revueltos, tienen sintonía política con PSOE y PP, y el Sindicato Labrego, aunque nacionalista, no sigue el paso que le marca el BNG y la consellería.

Lo que queda dicho, que -naturalmente- disgustará a las tres centrales, no pretende descalificar en ningún caso su derecho a simpatizar con los grandes partidos ni mucho menos negar la justicia de la causa común, que es la obtención de precios justos para el sector lácteo gallego. Pero parece evidente que sus circunstancias, y las de proximidad a la fecha electoral, hacen sospechoso el hecho de que ninguna protestase en la dirección que corresponde, que es sobre todo la del Ministerio de Medio Rural, y escogiesen fecha distinta a la de la presencia de su titular en Vigo para asistir a la presentación de un megaproyecto de depuradora para aquella ría.

Claro que la extrañeza no se agota en esos detalles. Llama la atención que se reclame al señor Suárez Canal una serie de actuaciones ejecutivas cuando su capacidad competencial apenas llega a la de mediación, y que algunos de los que lo hacen rechazan a la vez la posibilidad de que, mediante las reformas correspondientes, la comunidad autónoma alcance una extensión de sus poderes para, de esa forma, disponer de un margen que permita atender las reclamaciones que se le hacen. Y eso puede que no sea algo intencionado, pero raro sí que lo es.

En este punto conviene recordar aún otro punto: que ha sido la propia Consellería la que tuvo un papel clave en el logro de precontratos con las industrias para romper la infame táctica de muchas de éstas en cuanto a precios, e incluso acordó modelos específicos para Galicia, discutidos por algunos pero lógicos en la medida en que este país es el productor principal de leche en el Estado. En ese sentido, quizá sería más útil para mejorar una actitud de apoyo en lugar de protestas como éstas de ahora.

Y es que en el sector agrario también deberían plantearse eso de que en momentos como éste o se trabaja en común o se acaba con el tenderete.

¿Eh...?