El memorialismo es -o suele ser- un genero literario de autocomplacencia en el que casi nunca se revelan hechos sensacionales que obliguen a rescribir los libros de historia. Y su gracia, caso de que la tenga, reside en los detalles, en las anécdotas, en las indiscreciones deslizadas y en la forma personal de contarlas, caso de que el autor del texto sea un memorialista con buena pluma. Ejemplos magníficos hay muchos y ejemplos detestables también. Por supuesto, no todo el memorialismo se concreta en lo que vulgarmente llamamos ´libros de memorias ´ porque también hay artículos, ensayos y trabajos de contenido histórico en los que se recogen recuerdos y testimonios sobre hechos y personas. Ni tampoco todos los textos que se publican son de puño y letra de su autor porque en bastantes ocasiones se encarga de la redacción a escritores profesionales de plena confianza. Recientemente, hubo varios casos polémicos. El famoso escritor checo Milan Kundera ("La insoportable levedad del ser", entre otras obras) fue acusado de delatar a otros colegas suyos durante el antiguo régimen comunista, en base a documentos hallados en los archivos de la policía. Kundera lo niega, pero los autores de la investigación aportan datos contundentes. Pocos días después de estas revelaciones, supimos de otras al recoger la prensa un anticipo de las memorias de Pascual Maragall, según las recogen las periodistas Esther Tusuets y Mercedes Vilanova. Las transcriptoras de los recuerdos del ex presidente de la Generalitat se quejaron de que la familia del político había ordenado retirar algunas páginas del libro, entre otras unas alusiones a una supuesta filtración por parte de dirigentes socialistas de la enfermedad de Alzheimer que le había sido detectada.. Circunstancia,por cierto que él acabó por hacer pública. Algún medio aprovechó la ocasión para relacionar maliciosamente este hecho, con la legendaria imprevisibilidad del carácter de Maragall y hasta con el caótico texto del nuevo estatuto de Cataluña. No obstante, el mayor revuelo se produjo entorno a la publicación de unas memorias oficiosas de la Reina Sofía, recogidas en un libro que firma Pilar Urbano, conocida periodista y conspicua militante del Opus Dei. Lo de menos es lo que la Reina dijo, o nos dice Pilar Urbano que le dijo en una serie de charlas de las que sólo hay el testimonio de unas notas recogidas a mano por la periodista. Lo que sí sorprende es que tanto la Casa Real como el Gobierno no hayan tenido la prudencia de revisar el libro antes de autorizar su salida de imprenta. El filósofo Fernando Savater, un hombre de locuacidad extraordinaria, dice que "Los Reyes, en cuanto personas, tienen derecho a tener opinión. Pero no pueden manifestarla". Bien, es una opinión. Al respecto, el neurólogo y siquiatra austriaco Víctor Franlk , dijo que, a partir de los 70 años nos liberamos de los prejuicios. acumulados a lo largo de la vida y empezamos a decir lo que pensamos sin ninguna inhibición. Precisamente, la Reina Sofía celebró, uno de estos días pasados, su 70 aniversario. Y Pilar Urbano no debe de andar lejos de esa edad. La memoria, como la desmemoria, es un territorio donde abunda la niebla y se producen desfiguraciones del paisaje.