Esta semana, los medios de comunicación se han hecho eco de la ausencia en la sesión de control al ejecutivo, de un diputado del PP, encargado de formular una pregunta al Gobierno, el cual, no compareció por motivos "personales". El escándalo mediático no se hizo esperar y las imágenes de un hemiciclo casi vacío golpeaban en la retina y conciencia de los televidentes, como una falta de decoro y sensibilidad. Y es cierto, la imagen de desinterés que ofrecen nuestros políticos es cierta. Pero tampoco debemos exagerar en este campo, las sesiones parlamentarias son en la mayoría de los casos extremadamente tediosas, y cada cual se ocupa de los temas propios de su comisión parlamentaria; y los vacíos o no de hemiciclo, no significan que los intereses de los ciudadanos no estén representados. Es meramente una cuestión de "estética" o de "estilo"

La vergüenza parlamentaria real es la propia composición del hemiciclo y de la vida pública en general, integrada por una abrumadora mayoría de funcionarios de bajo perfil (maestros, bedeles, auxiliares), de la cual nuestra provincia es claro ejemplo; y con marcada tendencia a legislar para sí mismos. Siendo capaces de equiparar el salario de un bedel o un auxiliar a un abogado del Estado, ante lo cual, la propia CIG ha llamado la atención, denunciando que más de 2.000 altos cargos de la Xunta conservarán un plus de 15.000 euros con el beneplácito de todos los partidos políticos y con carácter retroactivo. Eso sí es vergüenza parlamentaria y no la ausencia circunstancial de un diputado en una sesión del Congreso. Por mucha importancia que se le quiera dar, sencillamente no la tiene.

*Secretario General de la _Asociación de Consignatarios _de Pontevedra.