La soledad parlamentaria con la que el presidente del Gobierno hubo de afrontar el debate sobre la aguda crisis económica a la que nos enfrentamos debería hacer reflexionar al señor Rodríguez Zapatero. Ésta ya no es la legislatura en la que el Partido Popular estaba condenado al ostracismo parlamentario; abandonado a sus propias fuerzas. Con el cambio de estrategia santificado en Valencia, Mariano Rajoy comparece como si tuviera una segunda naturaleza. Naturaleza política que le reconocen quienes hasta hasta ayer -CiU,PNV-, no querían saber nada de él. Lo que hemos visto esta semana en el Congreso - todos los portavoces y el primero el del PP disparando contra Zapatero-, quiere decir que el Pacto del Tinelll (acuerdo firmado entre el PSC y los nacionalistas catalanes para excluir a los populares de cualquier tipo de acuerdo), ha decaído. Sí se dan las circunstancias políticas adecuadas, Durá y Lleida -portavoz de CiU- podría votar con Rajoy. Incluso el PNV. Puede que este años Solbes consiga sacar adelante el Presupuesto para el 2009; será más difícil que lo consiga el 2010. Esta puede ser una legislatura corta.

La política es teatro y en el escenario del PP ya no están los Zaplana,Acebes y Aznar que, tan teatralmente hacían rasgarse las vestiduras a los nacionalistas. CiU (Mas y Duran ) llevan ya años fuera del poder; al PNV las encuestas no le anuncian nada bueno para las próximas elecciones. Así las cosas, es probable que de la misma manera que en el 96 pactaron con el Aznar que hablaba catalán en la intimidad, vuelvan a hacerlo en ésta legislatura ahora que ya no está Aznar. Ya digo, sí yo fuera Zapatero no haría planes a largo plazo.En bien de los intereses de los españoles- acoquinados por las noticias de la crisis-, aprovecharía el ofrecimiento de Rajoy para cooperar buscando fórmulas para hacer frente al problemón que tenemos y exploraría el camino alemán. Como se sabe, en Berlín hay un Gobierno de coalición nacido,precisamente,para plantarle cara a la inflación. Y no les va mal. Sin llegar a tanto, como ciudadano me gustaría ver que dado el calado de la crisis- que es real, que no es opinable-,por una vez los dos grandes partidos eran capaces de aparcar sus diferencias en aras del bien común. Otro gallo nos cantaría.