Tres de cada cinco telespectadores vascos vieron el España-Italia. El cuarto se mantuvo fiel a otras cadenas estatales -fundamentalmente Tele 5 y TVE-. El quinto, o menos, se decantó por las televisiones de Euskadi. Dado que Ibarretxe ha planteado su referéndum como una enrevesada quiniela futbolística, ya tiene el resultado simplificado de la consulta popular. Aunque el 59,1 por ciento vasco está a distancia del 68,8 estatal, la tónica es la misma. Por otra parte, en Aragón también se registró un 59,1 de audiencia. Enfatizarla a la baja supondría el descubrimiento de una inusitada pujanza soberanista entre los aragoneses.

Si bien la Constitución prohíbe las preguntas de índole religiosa por intromisión en la privacidad, el propio Ibarretxe debió sintonizar en alguna ocasión con la retransmisión del España-Italia. El lehendakari purgaba el pecadillo de las conexiones intermitentes recurriendo al zapping, en el preciso instante en que cogía el balón un jugador sin antecedentes vascos. Para sus proyectos, tiene relevancia la aceptación masiva de la Eurocopa entre los menores de 25 años. La mayor desafección futbolística se refugia en la tercera edad.

Entre los acontecimientos recientes de proyección internacional, la Eurocopa y Eurovisión aportan las respuestas más inmediatas al referéndum de Ibarretxe. La audiencia de Chikilicuatre ya demostró una notable cohesión entre los televidentes vacos y del resto del Estado. El 53,5 por ciento estaba a la altura de Canarias (55), Andalucía (55,3), Murcia (56) o Valencia(57), que así quedan también exoneradas de llevar a cabo referenda, para descifrar el pálpito identitario de sus ciudadanos.

Es probable que la concordancia entre la aceptación de Eurovisión y la Eurocopa en Euskadi -y en las restantes comunidades- se deba a la convicción de que la selección española se desenvolvería a la altura de Chikilicuatre. De hecho, el cantante recibió más atención que Luis Aragonés, en las zonas con mayor implantación nacionalista.

A primera vista, cuesta discernir los argumentos estéticos que suscitan el diferente aprecio de ambos. Aunque Cataluña se distancia de Madrid en lo futbolístico, la audiencia del festival musical obtuvo allí un 60,7 por ciento. El interés de los telespectadores catalanes por el Chiki Chiki supera en dos puntos a la media estatal, y se sitúa por encima de ocho regiones.