Publican ahora encuestas que sugieren que el Partido Popular, en vísperas de su congreso nacional, se recupera algo, mientras que el gobierno socialista, que ha sido zarandeado por un paro patronal de transportistas que ha provocado no pocas molestias a los ciudadanos, cae en la estimación de los ciudadanos. Rajoy se desayunó este domingo con bastante buenas noticias, que confirman que está en fase ascendente, mientras que Zapatero ha tenido que tragarse el sapo de los malos resultados en algunas encuestas y en los titulares de las secciones económicas de los periódicos.

Esta va a ser, si sus propios errores y la malevolencia de algunos de sus próximos no lo impiden, una semana grande para Mariano Rajoy. Que va a concluir el domingo con la muy previsible proclamación triunfal como presidente del partido y con no demasiadas abstenciones en las papeletas de los tres mil compromisarios que asistirán al XVI congreso nacional del PP. Quienes trataban, desde una cierta falta de claridad, de armar una alternativa al candidato oficial han fracasado; los medios que procuraron el acoso y derribo de Rajoy tiran de la rienda y pisan el freno, conscientes de que las cosas no les han salido bien; los tibios hacia la figura de su presidente se han vuelto entusiastas, acudiendo prestos en socorro del presunto vencedor. Sólo queda que Rajoy sepa aprovechar el tirón y no se enrede en las brumas y en el ensimismamiento.

Porque lo cierto es que parece que los ciudadanos han premiado la capacidad de resistencia a los ataques que ha mostrado el hasta ahora (y futuro) presidente del PP. Y también parece que la estrella de Zapatero anda un poco alicaída, incluso en lo que se refiere a su propia imagen personal. Puede que se trate de algo coyuntural, desde luego, y que remonte nuevamente el vuelo una vez que los desórdenes callejeros y las molestias derivados del paro patronal de transportistas han quedado olvidados. Pero, en cambio, no se olvida tan fácilmente una situación económica que afecta directamente el bolsillo de la ciudadanía y que cada semana nos aporta nuevos datos para la inquietud.

Pienso que tienen no poca importancia los dos congresos nacionales que celebran, con escasos días de distancia, el PP y el PSOE. Máxime cuando vemos cómo hacen crisis los modelos que parecían instalados en el PNV, en Esquerra Republicana de Catalunya y hasta en Convergencia Democrática de Catalunya, partidos todos que se encuentran en proceso de seria reflexión interna. Por eso mismo, me parecen especialmente importantes la evolución del PP hacia un partido más netamente centrista y el reto que a sí mismo se ha lanzado el PSOE , tratando de adelantarse al futuro (lo que no deja de ser algo pretencioso, pero también ambicioso; lo que es necesario saber es si ahora Jesús Caldera, encargado por Zapatero de pavimentar el porvenir, será capaz de agarrar ese toro por los cuernos).

Estamos, sin duda, ante días de gran calado político, días que dejarán huella y comenzarán a cimentar lo que de verdad vaya a ser esta legislatura que apenas acabamos de comenzar: ni cien días tiene aún de vida, y todo, todo, está abierto a las más variadas posibilidades.