Nueva realidad. El último eufemismo que ha añadido el vicepresidente económico Pedro Solbes a su ya bien nutrida colección de eufemismos es nueva realidad. "Hay que apretarse el cinturón para afrontar la nueva realidad", ha dicho Solbes. De acuerdo en lo del cinturón, y hasta el último agujero. Pero, ¿a qué nueva realidad se refiere el vicepresidente? Real sí que es la crisis, pero no nueva. En el contexto al que hace alusión Solbes, el adjetivo nueva remite al adverbio ahora, y en agosto esta crisis que el Gobierno sigue sin llamar por su nombre cumplirá su primer año. ¿Qué es lo que ha hecho desde entonces Solbes para paliarla? Esta es la cuestión...

La realidad, en realidad, es que todos los indicadores económicos de nuestro país están aún peor que los de nuestro entorno. El PIB español crece menos que la media de la UE, y el paro, los precios y la inflación más. Algo de culpa debe tener en esto el Gobierno, ¿no? Algo estará haciendo mal, o no haciendo este gobierno. Los países que, como Alemania, han adoptado medidas a tiempo, ya están empezando a salir del agujero, tímidamente aún, es verdad, pero a salir, y sin necesidad de que la canciller Angela Merkel llame de otra manera a lo que todos los alemanes saben que se llama crisis. Cuando hay una crisis, lo que cualquier gobierno con sentido común tiene que hacer es adoptar medidas para paliarla. Pero, como los malos periodistas, Zapatero no parece dispuesto a dejar que la realidad le estropee un titular.

El "plan cleenex" -usar y tirar- para repatriar previo pago del paro al millón de inmigrantes que tan bien nos vinieron en el tiempo de las alegrías, sí que es nuevo en boca de un Gobierno que como el nuestro presume de adalid de los derechos de los más débiles allá por donde va: contra el cambio climático, contra el hambre en el mundo... De la alianza de civilizaciones, simplemente, no han vuelto ni a hablar. Aunque Zapatero prohíba al pobre Solbes llamar a la crisis por su nombre, lo que tenemos encima es una crisis económica de campeonato. Hay que apretarse el cinturón, sí, pero porque estamos en crisis, para salir de la crisis; el mal a atajar es la crisis. Confundir la causa con el efecto no nos va a sacar de esta. La nueva realidad de la que habla Solbes no es la causa del mal sino su consecuencia: de los 840 millones de pobres que hay en el mundo, 40 están en Europa. En la España de Zapatero, ¿cuántos?