Al final va a resultar que Mariano Rajoy es un corredor de fondo, de largas distancias. No se ha inmutado cada vez que le han echado una "liebre", que en el argot de los atletas de largo recorrido es un señuelo para desestabilizar el ritmo. El ha seguido con su paso cansino que paradójicamente es el único que le puede llevar a la meta.

Las risas del burladero de Las Ventas -que paradójicamente fue el lugar que eligió Juan Costa, al que de momento no le apoya ni su hermano, para su primera exposición- fueron replicadas desde Castilla y León, en forma de una descarga cerrada de los graneros de avales de que dispone el actual presidente del PP.

En todo caso, los primeros indicios de fortaleza de Rajoy alimentan la sensación de fractura del Partido Popular en unos parámetros difícilmente reconducibles a la confianza imprescindible para trabaja en un mismo partido. No es el PP una formación política acostumbrada a las tendencias o fracciones, sino que su maquinaria interna siempre ha estado acompasada a las ordenes de un líder fuerte y carismático. La inercia desde la dimisión de José María Aznar ha sido la continuidad de unas órdenes preestablecidas que ahora deben ser formuladas de nuevo con voz clara y fuerte. No parece que Esperanza Aguirre y los suyos estén dispuestos a la posición de firmes.

En toda esta historia, la Conferencia Episcopal está tomando una importancia relevante: la consolidación del futuro de Federico Jiménez Losantos en la cadena de radio es la única posibilidad de verdadera influencia del núcleo duro de Esperanza Aguirre como una entidad autónoma y contradictoria con Rajoy en el seno del PP. Si finalmente, el retrato de la soledad de Losantos en el banquillo se confirma en manera de un cambio de situación en la COPE, los días de gloria de los duros del PP estarían contados, porque incluso El Mundo es mucho menos sin el repique matutino de las campanas de la COPE.

Probablemente las risas y el oxígeno de Valladolid van a cambiar las cosas en el proceso congresual. De momento, la exhibición de buen humor de Las Ventas se ha debido congelar con las noticias del páramo castellano.