La ministra Carme Chacón es tan polisémica para comentaristas y tertulianos que parece que no significa nada por sí misma. Le han dividido con una raya discontinua tantas partes del cuerpo que ha perdido la individualidad, el ser Carme Chacón, que algo habrá tenido que ver en el nombramiento, digo yo. El primer pedazo es el de mujer, para que el gobierno llegue a la paridad y la supere. El segundo es el de catalana, para que siga habiendo representantes de esa comunidad en el gobierno central, cosa que articula país, dicen. El tercero es algo más que la suma de los otros dos: una mujer al frente del Ejército (vanguardia -por decirlo en términos militares- de la sociedad civil) y catalana (que quiere representar que esa comunidad no se desentiende de un elemento unificador del Estado, como si en Cataluña no hubiera gente de ideas muy variadas).

Además la ministra está embarazada y eso ha dado pie a muchos análisis, tan ajenos a la naturalidad de ese estado que alguien debería aclarar que Zapatero no ha tenido nada que ver en ello. El embarazo es un estado transitorio y éste, además, sobrevenido porque la ministra ya era ministra (de Vivienda). Sólo debería sorprender si Zapatero, queriendo contar con ella, no la hubiera escogido en el siguiente gobierno por estar encinta. Está la foto mundial de la mujer embarazada que pasa revista a las tropas. Se ha visto su rareza desde el punto de vista militar pero, si lo piensas, es más raro desde el punto de vista civil: lo es pasar revista, en general, y más para un civil, sea hombre o mujer (¿se ve usted haciéndolo?). Respecto al embarazo, los que estudian los estímulos prenatales no han dicho nada.