Después de colgarse la medalla de oro en los Juegos de Londres 2012, Támara Echegoyen se vio obligada a reinventarse. La clase en la que había alcanzado la gloria olímpica se caía del programa para Río y enseguida empezó a escrutar nuevos horizontes.

Enseguida vio opciones en el 49er FX, que se estrenaba en el listado de opciones olímpicas. "Me planteó la posibilidad de navegar en ese barco y que estaba buscando a alguien. Yo le dije que para mí la mejor tripulante en España era Berta Betanzos, la llamó y formaron equipo y ese primer año estuve entrenándolas", cuenta Javier de la Plaza, que fue olímpico en Sydney 2000, además de participar en otros proyectos de vela oceánica como la Volvo Ocean Race. "Los comienzos fueron muy duros", confiesa. "La evolución que han tenido en este ciclo olímpico ha sido impresionante. Cuando empezamos a navegar, no nos manteníamos en pie", indica.

"Algunos me llamaron loco porque juntaba a dos chicas muy grandes, en personas son dos gigantonas. Pero los hechos me han dado la razón y viéndolas navegar en días de viento a partir de 12 o 14 nudos son muchísimo más rápidas que todas sus contrincantes. Les faltaba horas de agua, horas de trabajo, no volcar... Han superado todos sus problemas y fallos tontos y han llegado a ser campeonas del mundo", se emociona De la Plaza. "En Río las he visto siempre con una sonrisa, disfrutando. Llevan un año increíble. Son las actuales campeonas del mundo. Pueden estar satisfechas", valora.

El buenense Pepe Lis se encargó de la preparación de Echegoyen y Betanzos después de que la agenda de De la Plaza y algunas diferencias "con la anterior junta directiva de la Federación" pusiera fin a su colaboración. "Pepe Lis ha hecho un trabajo excelente con ellas, que son las protagonistas, aunque detrás hay mucha gente trabajo también", dice De la Plaza.

Víctor Payá (Barcelona, 1991) y Pablo Torrado (Santander, 1993) son dos de los compañeros de viaje de la pontevedresa y de la cántabra en su camino hacia Río. Los regatistas de 49er recibieron la llamada de Pepe Lis a principios de año para convertirse en los sparring de sus pupilas. No se lo pensaron dos veces. "Pablo y yo navegábamos hace un par de años en 49er en masculina y no nos clasificamos para estos Juegos y ellas se pusieron en contacto con nosotros y no dudamos en ningún momento aceptar su propuesta. Nos parecía un proyecto muy atractivo y con muy buen ambiente de trabajo", cuenta Víctor Payá. El 49er masculino llevaba ya varias campañas olímpicas y tenían "más rodaje". "Cuando empezamos con ellas tenían una gran carencia con vientos flojos, porque son una tripulación 'grande'. Son altas y corpulentas y cuando hay poco viento se nota. Cuando nos juntamos con ellas fue la prioridad. Bajamos de peso todo lo que pudimos para estar incluso por debajo de ellas para empezar a pulir la técnica de navegación con poco viento y con roles, pero sin perder su punto fuerte, que es el viento", explica.

La capacidad de esfuerzo y superación de Támara y de Berta es lo que más le llamó la atención. "No dejaban ni un cabo suelto. Si algo no salía bien o no salía, a base de insistencia, siempre acababa saliendo lo que fallaba y yo creo que eso es lo que les ha llevado hasta aquí. Son sin duda las que más trabajan y al fin y al cabo eso siempre tiene recompensa", indica. "Támara y Berta son como hermanas, incluso las confunden. Contagian su forma de reírse. Transmiten energía y da gusto trabajar con ellas", prosigue.

Víctor Torrado ha podido vivir la experiencia olímpica en Río junto a ellas. Se aprende cada día mucho de ellas, tanto navegando como en el día a día. No dejan nada al azar", explica. "Támara tiene muy claro cómo hay que trabajar y eso ha sido muy importante para llegar hasta aquí", añade.

También la psicóloga del equipo Patricia Díaz Tendero subraya el privilegio que ha supuesto para ella formar parte de este grupo de trabajo. "Reconozco que para mí a nivel profesional y personal ha sido un regalo conocerlas y estoy muy agradecida de que pusieran su confianza en mí", dice desde Río. "Para nosotros el refuerzo al trabajo simplemente es haber podido estar aquí, disfrutando y haciéndolo bien. Hay muchos logros que hemos conseguido en estos últimos cuatro años que no vienen con una medalla, pero que hemos conseguido superar, y eso ya merece la pena. Ya hemos conseguido muchas cosas. El reconocimiento al trabajo es lo que vemos cada día", indica.