Otro día más de disfrute. Casi he perdido la cuenta de los que me han hecho pasar esta mágica generación ¡Qué superioridad! ¡Qué vapuleo! ¡Qué manera de jugar al baloncesto!

La forma en la que España pasó por encima de Francia para meterse en su tercera semifinal olímpica consecutiva -cosa que se dice rápido- fue simplemente sensacional. Como si fuera un club de la NBA contra cualquiera europeo.

Ayer, el equipo francés fue un juguete en las manos de una España crecida, que cada día va a más, cumpliendo con la dicha demostrada en sus últimos campeonatos jugados. Llegar a sacarle 30 puntos a un combinado como el galo en unos cuartos de final no es algo sencillo. Ambos equipos estaban jugándose lo máximo y España demostró una superioridad total, absoluta, donde nunca dio la opción a Francia de meterse en el partido.

Esa fue una de las claves de un encuentro donde volvimos a ver otro de los puntos principales que ha recuperado la selección española: el bloque mueve al equipo, siempre marcado por la omnipresencia de Pau Gasol.

De esta manera, la primera y la segunda unidad han desaparecido para fusionarse. Las dos partes de la selección son capaces de complementarse y mantener el nivel. Algo que no había sucedido frente a rivales como Croacia, Brasil o Nigeria. Ahora, brilla el colectivo. Mirotic, los tres bases, Willy Hernangomez o Claver son capaces de conseguir una capacidad asociativa que desconecta a los rivales. Se nota que los resultados previos antes de llegar al cruce de cuartos de final han servido a la selección para autoconvencerse de sus posibilidades en estos Juegos Olímpicos, que visto lo visto en los últimos días, son muchas. El podio ya está cerca. España, si logra mantener esta consistencia, tiene muchas papeletas para subir al cajón. Ahora queda saber dónde pondrá el listón Estados Unidos, el favorito de los favoritos en el torneo. Pero antes de todo eso, me quedo con esta España tan sólida.

Disfrutemos otra vez más de poder ver a este país entre los mejores del mundo del baloncesto; es difícil que se vuelva a juntar una generación así, aunque por debajo hay motivos para creer.

* 102 veces internacional absoluto con España entre 1970 y 1977.