Teresa Portela no se reprochaba nada después de su quinto diploma olímpico, ni lamentaba el resultado. Peores fueron las sensaciones hace cuatro años en Londres donde acarició la medalla. Ayer estuvo algo más lejos. A la conclusión de la prueba la canguesa decía que "estaba entrenando bien, me sentía fuerte. El año pasado en el Mundial de Milán había conseguido el bronce aunque es verdad que las cosas pueden cambiar mucho en unos meses".

Explica Portela que para ella hay otras circunstancias a las que ahora concede mucha importancia: "El hecho de estar en otra final es muy grande. En la salida estaba decidida a dar lo mejor de mí, lo mejor que tengo y sobre todo de no perder la palada hasta el final. Bueno, acabé sexta, pero me quedo con la satisfacción de haber dado todo".

Vuelve la vista sobre su carrera la palista gallega y tiene claras muchas cosas que no tienen nada que ver con podios en los Juegos Olímpicos: "La medalla es lo que todo el mundo desea pero está muy complicado , también entrar en la final. Yo sueño y peleo por eso. Por eso ahora me quedo con estos veinte años en la élite, con haber conseguido vivir cinco Juegos Olímpicos. Son detalles que valoro mucho".

Por último, Portela no quiso confirmar que continuará en activo para los Juegos de Tokio. "Siempre digo lo mismo, ahora mi mente no pensaba nada más que en hoy. Cada uno tiene su sueño y éste es el mío. Entrené cada día para intentar lograrlo, pero estoy contento de ser una luchadora. Lo que pueda pasar de aquí a cuatro años no lo sé. Ahora descansaré, cogeré ánimos y me olvidaré un poquito de la pala", finalizó. No se fue sin dar las gracias a todo su entorno, que la ha apoyado en este ciclo: "A mis padres, a mi marido David que sabe lo que supone ser deportista de élite y que me ayuda todos los días...a mi fisio, a mis amigos, a Cangas, O Grove..."