Teresa Portela entra hoy en acción. La palista de Cangas, que afronta su quinta cita olímpica luchará a partir de las 14.38 horas en el Estadio da Lagoa por la medalla que le falta todavía en su excelso palmarés. Aún no ha mordido metal la palista, que colecciona medallas en todas sus citas internacionales. Después de rozar el bronce en Londres 2012, esta vez Portela sueña con el podio olímpico en un año que ella misma califica de "especial" ya que ha logrado el billete olímpico para Río solo 17 meses después de ser madre.

En una jornada intensa, hoy Teresa Portela competirá en las tercera serie eliminatoria de la jornada. Junto a ella estarán la brasileña Ana Paula Vergurtz, la sueca Linnea Stensils, la francesa Sarah Guyot, la turca Lasma Liepa, la austríaca Viktoria Schwarz y la norteamericana Maggie Hogan.

Tras las eliminatorias, las semifinales también se disputarán mañana, a partir de las 16.00 horas, donde Teresa Portela buscará una plaza en la final, que tendrá lugar mañana. Las 14.23 es la hora señalada en la que todo el mundo espera ver a Teresa Portela luchar por ese ansiado metal que completaría su palmarés deportivo.

"Para mí lograr una medalla en los Juegos de Río sería un gran sueño", anuncia la palista de Aldán. "Lo que pretendo es dar lo máximo de mí para ver si puedo ser la mejor", dice.

Su experiencia será un factor importante a tener en cuenta. La gallega disputará sus quintos Juegos en Río. La de Sydney, en el 2000, fue su primera experiencia olímpica. Allí finalizó en la 13ª posición en el K-1 500. En Atenas, en 2004, fue quinta (diploma olímpico) en el K-4 500. En Pekín, cuatro años después, fue sexta en el K-1 500 y quinta (diploma) en el K-4 500. En Londres, en 2012, tuvo la oportunidad de centrarse en un barco individual, y en su distancia favorita, los 200 metros. Allí firmó su mejor actuación. Fue cuarta, a dos décimas del bronce. Acarició el podio olímpico por el que ahora está dispuesta a luchar con más ganas que nunca. "Estaba mejor que nunca. Era mi momento y esa es la rabia que me da cuando pienso y recuerdo en lo que sucedió allí. Pero salí mal y lo pagué. Duele porque yo estaba entonces para hacer mejor puesto que el que hice. Pero conozco la prueba y en esa distancia no se pueden cometer errores de esa clase. No hay forma de recuperarse".

Pero ahora llegará a Río con un arma más a su favor, la experiencia y la madurez. "Pensar que ya he estado en cinco Juegos Olímpicos ya es algo muy importante y me siento muy orgullosa y le doy mucho valor a eso", explica la canguesa.

Verducido ha sido testigo de las muchas horas de entrenamiento, esfuerzo y sacrificio de la canguesa en su camino hacia la tan ansiada gloria olímpica. Pero desde Londres hasta Río muchas cosas han pasado en la vida de Teresa Portela. La más importante: la maternidad. "Ser madre y ser deportista de élite es complicado. El día necesitaría tener muchas más horas", confiesa. Sin embargo, su pequeña es la mayor fuente de inspiración y fuerza. Mamá Teresa ha trabajado con más ganas que nunca para cumplir su gran sueño.

"Mientras estuve embarazada estuve entrenando hasta un mes y poco antes de dar a luz. Hasta que ya no me sentía cómoda en la piragua", cuenta: "No quería que pasase mucho tiempo sin remar, sin tener las sensaciones de estar en la piragua, para no perder tampoco demasiada fuerza".

Pero después de dar a luz a su hermosa pequeña, hija también del exolímpico David Mascato, todo fueron dudas. "No sabía cómo iba a estar, si sería capaz de recuperar la forma. En el momento que dí a luz sabía que la vida me iba a cambiar, pero no sabía hasta qué punto, no tenía claro qué iba a poder hacer", confiesa: "No sabía si iba a poder estar entre las mejores. Al principio eran todo dudas".

Pero solo 17 meses después de ser madre, la canguesa selló su billete olímpico el pasado año en el Mundial de Milán, donde logró la medalla de bronce. Allí vivió el momento "más especial" de su carrera deportiva al remar en presencia de su pequeña y su marido, que la esperaban en la meta. "Fue algo muy emocionante y ojalá que se pueda repetir en Río", indica la palista.

"El año pasado puede que haya sido para mí el más especial", explica. "Porque pude conseguir mi clasificación para mis quintos Juegos y también la medalla de bronce en el Mundial. Pero todo eso pude conseguirlo teniendo a mi hija y a mi marido allí, a pie de pista, animándome. Fue algo muy especial", dice la de Aldán.

Esa emoción que sintió a ver a su pequeña aplaudiendo sus logros fue la que le dio las fuerzas para recorrer diariamente la distancia que separa O Grove, donde reside, de Pontevedra, donde se entrena. Todo haciendo auténticos malabares para compaginar su maternidad con el piragüismo. "Psicológicamente para mí es necesario tenerla cerca", dice Portela. Mientras hace pesas en el gimnasio la pequeña Naira corretea entre las máquinas. Viaja con su madre a las competiciones, hoy Asturias, mañana Alemania. "Lo lleva bien. Ella lo que necesita es estar junto a sus padres", dice toda una madre coraje, que entre sus entrenamientos siempre busca un hueco para llevar a su pequeña al parque o darle la merienda.

La duda es cómo está ahora en comparación con el resto de rivales. Preguntas que se irán contestando en Río de Janeiro y que seguramente no se sabrá hasta que el último día se vean las ocho mejores de las eliminatorias. No será fácil estar ahí como ella misma asegura: "Es que colocarse en una final de los Juegos Olímpicos es realmente complicado. Influyen muchos factores y hay que esperar a ver qué sucede en las eliminatorias, que no haya alguna clase de tropiezo, el viento..."

Lo que parece claro es que el oro tiene ya dueña. Portela tiene claro (como el resto de los entendidos) que hay una palista que está por encima del resto. Los 200 metros son patrimonio de la neozelandesa Lisa Carrington, que debería colgarse el oro si hace buenos los pronósticos. Después de ella aparece una colección de palistas en parecidas condiciones y entre ellas está Portela: "Ojalá pueda decir que llego igual que hace cuatro años. Espero estar cerca de ese nivel, pero en aquel momento sentía que estaba como nunca. De todos modos, hay un grupo de palistas que deberíamos estar a un parecido nivel y en una prueba como esa de 200 metros puede pasar cualquier cosa. Las diferencias son mínimas".

Lo que tiene claro es que han sido "meses muy duros de entrenamiento, pero con la ilusión y las ganas de querer ir a Río a dar lo mejor de mí". Teresa Portela llama a las puertas de la gloria olímpica. Ha luchado como una leona para poder dedicar a su pequeña una medalla con la que sueña desde hace años. Mamá Teresa entra en acción.