Antes de que la ceremonia de inauguración se ponga en marcha en Maracaná, un gallego ya se habrá estrenado en los juegos olímpicos. Miguel Alvariño, el tirador de As Pontes, disputa la ronda clasificatoria tanto en la competición individual como por equipos.

Entre esos extraños rituales que tienen los juegos olímpicos, el calendario es uno de los más llamativos. Se repite edición tras edición sin apenas modificaciones. Solo las horas bailan en función de intereses que tienen más que ver con la venta de derechos y la publicidad. Una de las tradiciones es que el fútbol (por falta de días) arranque un par de días antes y que el tiro con arco lo haga antes de que el fuego sagrado ilumine el estadio.

De los más de trescientos deportistas españoles que acudirán a Río, Alvariño será uno de los tres primeros en ponerse en marcha. Lo hará a las nueve de la mañana (las 14 horas en España). Junto a sus compañeros Antonio Fernández y Juan Ignacio Rodríguez acudirá a la clasificatoria de tiro con arco. Nada será definitivo, pero en el lanzamiento de las 72 flechas de hoy quedará marcado el camino que le espera durante la competición. Los 64 participantes harán los mismos lanzamientos y se generará una clasificación que se utilizará para diseñar el cuadro final. El primero se enfrentará al que finalice en el puesto sesenta y cuatro, el segundo al sesenta y tres y así sucesivamente hasta colocar a todos los participantes en su lugar. A partir de mañana comenzarán las eliminatorias directas. Sin margen de error. Cada enfrentamiento se hace al mejor de cinco sets (tres flechas cada uno de los sets).

Alvariño confesó ayer que en los últimos entrenamientos ha sentido los nervios de la competición y que ha estado a un nivel "irregular". A sus 21 años este chico de As Pontes es uno de esos casos difíciles de explicar en el mundo del deporte. Un muchacho que quería ser futbolista, pero al que un día se le cruzó delante un entrenador de tiro con arco y le cambió la vida. Líder del equipo español, Alvariño siempre ha renunciado a trasladarse a Madrid donde le ofrecían mejores condiciones de trabajo. Ha permanecido entrenando en las humildes instalaciones del Club Sílex de As Pontes, costeándose casi todos los gastos de material y ayuda psicológica que se necesita para un deporte como el suyo. Apenas mil euros de ayuda oficial. Aún así consiguió el oro en los Juegos Europeos y la victoria en la Copa del Mundo de México donde apeó a algunos de los grandes del circuito mundial, dominado tradicionalmente por los tiradores coreanos.

Alvariño es ambicioso y no se esconde cuando habla de sus opciones. Sabe que existen aunque también es consciente de que está obligado a rendir al cien por cien de sus posibilidades. "Quiero una medalla individual y otra por equipo", sentencia cuando se le pregunta. Hoy comenzará a escribir su historia olímpica. Lo hará cargado de ilusión y, si es posible, sin los nervios y la carga de responsabilidad que le ha acompañado en los últimos días de entrenamientos en el Sambódromo, convertido en estadio para el tiro con arco.