Peinador se convierte en un podio olímpico. Profusión de metales en el aeropuerto vigués. Los grandes héroes del deporte gallego han regresado a casa. Cinco, al sur. Comienza la larga serie de homenajes y el descanso, breve en algún caso. Coletazos protocolarios de su experiencia londinense, ya escrita en la letra indeleble de la historia.

Olímpicos eliminados prematuramente o cuya prueba se disputó en la primera semana de competición ya habían vuelto (Diego Mariño, Alesandra Aguilar, Vanesa Veiga, Iria Grandal, Bea Gómez). Quiso la agenda que quedasen para el final los que a la postre han obtenido los mejores resultados: Támara Echegoyen y Sofía Toro, oro en Match Race; David Cal, plata en C-1 1.000; Javi Gómez Noya, plata en triatlón; Begoña Fernández, bronce en el torneo de balonmano; Teresa Portela, cuarta y en consecuencia con diploma en K-1 200. Todos ellos pudieron apurar la copa olímpica y participar en la ceremonia de clausura.

La mayoría debía tomar la ruta del sur de Galicia. Sólo Sofía Toro aterrizó en Alvedro. Echegoyen y Noya, que residen en Pontevedra, los cangueses Cal y Portela y la viguesa Fernández coincidieron en el vuelo a Vigo tras la escala en Barajas. Conjunción de astros que multiplicó el número de los que los aguardaban en Peinador, mezcla de amigos, familiares y aficionados. Cerca de 400, en total.

La llegada estaba prevista a las 17.00 horas. Se retrasaría media hora. Tiempo ocupado con música y griterío. Hubo gaita, panderetas y decenas de lemas escritos en pancatas y banderas. Ya unos bautizan a su heroína "Echegolden", Echegoyen dorada en el juego de palabras bilingüe. El nombre decora la banda azul de la bandera gallega que sostiene el hijo de Pablo Iglesias, mentor de la patrona.

"Estamos impacientes por verla", confiesa Iglesias, que entrenó a Támara en el Náutico. "No estamos tan nerviosos como el día de la última regata, pero cerca. Ella se lo merece porque ha trabajado mucho. Nos lo merecemos todos los gallegos también".

Andan por allí la madre de Echegoyen, su hermano (que regateaba de joven con ella, pero que lo dejó hace unos años) y familiares.

Nutrida es la comitiva que aguarda a Javi Gómez Noya, del que añaden en sus cánticos "eres una joya". Al ferrolano lo vienen a esperar los colegas de Pontevedra, pero también los de su ciudad de pertenencia. Desplazamiento en masa del Triatlón Ferrol, especialmente de los más pequeños. "Todos los niños están muy emocionados por ver a Javi porque él es muy cercano y muchas veces entrena con ellos y les enseña", explica el vicepresidente del club. "El Club Triatlón Ferrol siente suyo a Gómez Noya porque es donde empezó, a pesar de que ahora esté en el Fluvial".

Carlos es uno de esos niños departamentales que tiene a Javi de ídolo. Por su calidad como triatleta y porque "es muy bueno, muy amable". Estuvo Carlos atento a la pantalla durante la prueba y reconoce: "Sufrimos un poco".

Junto a Gómez Noya vuelve su entrenador, Omar González. Su familia ha llegado desde Asturias, con un cartel que hacía referencia a los rivales de Javi. "Los Brownlee no son invencibles". Enarbolan una enseña asturiana entre las gallegas y españolas.

A Begoña Fernández la esperan todas las generaciones familiares. Su tío Antonio presume: "Estamos muy orgullosos. Es un éxito maravilloso". Está sus hermanos, incluida Paula, que le sigue los pasos en el Balonmano Porriño. Y están las más diminutas del clan, como Paula e Icíar, que es su ahijada y sostiene un cartel que reza: "Te quiero, madrina".

Ella tiene la medalla de bronce. Pudo no ser así. De hecho, la propia Begoña falló un lanzamiento decisivo en el encuentro contra Corea por el tercer puesto que hubiera lamentado de no ser por la feliz conclusión en la segunda prórroga. Pero ya su tío advierte: "Es deporte. Puedes ganar o perder. Pero también los que quedan cuartos o quintos se ha esforzado y son loables".

Es lo que piensan los adeptos de Teresa Portela, que tiene en el ordinal del cuatro su alegría y su pena: ha sumado su cuarto diploma olímpico en sus cuartos Juegos al ser cuarta. "Teri, te queremos, campeona", les dicen en tres cartulinas. "Tere, orgullo olímpico", han rotulado en otra. Y comparte el "enhorabuena campeones" en la gran bandera que portan desde Cangas para ella y Cal.

David Cal concentra lemas como "Ei, David, Aldán ya está aquí". Y hay quien opta por nombrarlo como David Figueroa, por su segundo apellido. A todos pertenece el deportista español que más medallas ha conseguido en el siglo largo de trayectoria de los Juegos.

El panel de información asegura que el avión ha aterrizado. La temperatura aumenta. La espera va tocando a su fin. Gritan unos "Ferrol" y otros "Aldán" para unirse en el común "campeones". Comparten también el "Galicia Calidade".

Empieza el desfile de pasajeros anónimos, sorprendidos con la marea humana que ruge cuando se abren las puertas. Sale la hija del presidente del Celta, Marian Mouriño, y la cantante de La Oreja de Van Gogh, Leire Martínez. No es el fútbol ni la música lo que quieren estos fans incondicionales.

En la sala de equipajes se han presentado políticos como el secretario xeral para o Deporte, Lete Lasa, el presidente de la Diputación, Rafael Louzán, o el alcalde de Pontevedra, Miguel Ángel Fernández Lores. Departen con los deportistas, alguno inquieto por un equipaje que efectivamente se ha perdido. Un contratiempo que no empaña su alegría. Salen al final los cinco y la cara se les ilumina. Dirán que por los flashes y los focos. Es por saber que sus hazañas han sido atendidas. Que es en la alegría de su gente donde todo cobra sentido.