Begoña Fernández regresa a Vigo convertida en referencia para las generaciones venideras. Aquella niña que se enamoró del balonmano viendo partidos de sus primos, que militaban en la cantera del Octavio, se ha convertido en la primera mujer viguesa que consigue una medalla olímpica. Y el primer olívico en general que lo logra desde aquella obtenida en los Juegos de Amberes de 1920 por Moncho Gil, miembro de la selección española de fútbol. "Eso me han dicho y me ha hecho mucha ilusión. No tenía ni idea. Aumenta la alegría de lograr una medalla", reconoce sobre su condición de pionera.

"Estoy flipando", dira varias veces, entusiasmada con el remolino humano. Es de ojos desnudos, transparentes para el asombro. Se siente "emocionada" y lo confirma. "No esperaba ver a tanta gente recibiéndonos". Y se le escapará alguna lágrima cuando reparta abrazos entre "amigos y familia. Me he emocionado muchísimo".

Las jugadoras de la selección femenina de balonmano se intitulan "guerreras" y ha sido contagioso su coraje. Televisión Española comenzó desplazándolas al diferido. Su apasionante encuentro contra Corea por la medalla de bronce, en cambio, alcanzó enormes cuotas de audiencia. "La hemos liado", empieza a descubrir Begoña en su auténtica medida. "A ver si sirve para algo. Estamos muy contentas por lo que hemos conseguido". Su balance general de la cita londinense es positivo: "Todos tenemos que sentirnos muy orgullosos del deporte gallego y del deporte español. Galicia al poder, claro que sí".

Llega el éxito olímpico como contrapunto a una época complicada a nivel individual y colectivo. Begoña Fernández tuvo que superar una latosa lesión muscular al comienzo de la temporada. Su Itxako inició la descomposición económica que lo ha llevado a la desaparición. Y hasta el epílogo de la final de la Copa de Europa se escribió con derrota. "Ahora se ve de la mejor forma", comenta sobre sus padecimientos. "Ha sido un año muy duro, por los problemas económicos en el club y la lesión que me tuvo cinco meses apartada de las pistas. Esta medalla lo ha compensando todo. Hemos tenido suerte".

Los Juegos le funcionan de gozne profesional. En breve emprende la aventura del extranjero. De hecho, apenas tendrá tiempo de reposar. El próximo viernes parte hacia Serbia. El domingo debutará como jugadora del RK Zajecar, equipo en el que coincidirá con la también internacional española Marta Mangué. "Descanso, poco", resume la olívica. "Es un no parar".