Hace veinte años España despertó de su siesta olímpica. En Barcelona 1992, empujada por su gente y por un ambicioso programa dedicado a mejorar sus resultados deportivos en un corto espacio de tiempo, la delegación española logró la mayor cosecha de medallas de su historia. 22 metales (13 de oro) pusieron a España en un mundo en el que hasta ese momento no era más que un simple paria. Desde entonces, el deporte español sueña sin éxito con repetir aquella actuación que ahora se recuerda con especial cariño. No ha podido repetirlo aunque hace cuatro años en Pekín conquistó dieciocho medallas que hicieron albergar esperanzas de que el deporte español estaba en condiciones de crecer y asomarse a las cifras de Barcelona.

Cuatro años después de las 18 medallas de China, los 282 deportistas españoles acuden a Londres con la intención de mantenerse en las cifras de Pekín. Ahora mismo es imposible plantearse algo más. En España han crecido talentos individuales en todo tipo de deportes pero sigue habiendo verdaderos desiertos de los que resulta imposible encontrar ninguna clase de medalla.

Las previsiones son más pesimistas que en citas anteriores debido a las recientes bajas de importantes bazas como las del tenista Rafa Nadal o el ciclista Samuel Sánchez, que se colgaron el oro en Pekín y no estarán en Londres por sus respectivas lesiones.

De hecho, solo Sául Craviotto, esta vez en solitario sin Carlos Pérez Rial, será el único medallista de oro de hace cuatro años que repetirá presencia olímpica, ya que el ciclista Joan Llaneras abandonó el deporte profesional y los regatistas Fernando Echávarri y Antón Paz tampoco competirán, al igual que otros medallistas de relieve ya retirados como Gervasio Deferr, Gemma Mengual o Vivi Ruano. Y el relevo generacional que debería haberse producido no ha tenido lugar. Hay disciplinas donde no se ha trabajado en la base como debería y otras que siguen vedadas a los españoles. La planificación deportiva se sigue haciendo a muy corto plazo y eso es un lastre con el que se compite y trabaja en España desde hace tiempo.

Con todos estos condicionantes, se antoja complicado que los éxitos españoles se acerquen a los logrados en Barcelona 1992, donde está de momento el tope nacional con 22 metales (13 oros, 7 platas y dos bronces).

Historia

Atenas 2004, con 19 (3, 11 y 5); Pekín 2008, con 18 (5, 10 y 3) y Atlanta 1996, con 17 (5, 6 y 6), son las siguientes citas predominantes en el palmarés olímpico de España que, en total, acumula 114 medallas olímpicas (34 oros, 50 platas y 30 bronces).

Para Galicia los Juegos de Londres difícilmente volverán a dar las alegrías de hace cuatro años en Pekín en los que la cosecha de medallas fue amplísima. En la cita china encontraron medalla David Cal (dos medallas de plata), Antón Paz y Fernando Echávarri (oro) y Carlos Pérez (oro). Cuatro medallas de un golpe. Los once gallegos que acuden a la cita británica lo hacen con ambición aunque con el convencimiento de que no va a resultar sencillo tocar metal. Las dos grandes esperanzas son David Cal (que persigue su quinta medalla en unos Juegos Olímpicos) y Javier Gómez Noya que espera conseguir en el triatlón la medalla que se le negó hace cuatro años por culpa de una inoportuna lesión que amargó el tramo final de preparación. De todos modos, no hay que perder de vista a gente como las regatistas Tamara Echegoyen y Sofía Toro que ya saben lo que es conseguir un podio en una prueba con las mejores del mundo o lo que pueda hacer la selección de balonmano femenino con la viguesa Begoña Fernández en sus filas. Galicia ha aprendido a ser ambiciosa y estos Juegos deberían ser una prueba de ello.