Pero qué mal anda de audiencia Teledeporte. Un día sí y otro también se queda con una cuota de un 0,5%. Insignificante. A la cola de todas las cadenas de la TDT. Con lo que pudo haber sido.

Puesto que todo lo que va mal todavía puede empeorar, ahora se enfrenta a los primeros Juegos Olímpicos que no podrán verse en su señal. Aunque tampoco nos engañemos. Los resultados de los Juegos de Invierno a través de DMAX van a ser de risa. A pocos importa el skeleton.

La cuestión es que Teledeporte, con todo su poderío, su alta definición, su ausencia de pausas publicitarias, sus transmisiones de los deportes tótem, como la natación y el atletismo, y la belleza de las disciplinas artísticas, el patinaje y la gimnasia, ha caído en dique seco.

Sus cinco programas más vistos durante cada jornada apenas llegan a los cien mil espectadores. Su buque insignia, ese Estudio estadio que dura 90 eternos minutos, si acaso.

Pero las transmisiones, sean las que sean, son cosa de unos pocos. Si los cinco programas más vistos de cada día reúnen a poco menos de cien mil espectadores, podemos imaginar cuántos sintonizarán todo lo que se emite a lo largo de las 24 horas del día, en un canal que no cierra nunca.

Tanto las emisiones matinales como las de madrugada son testimoniales. Y muchos de esos reportajes de competiciones patrocinadas por empresas, emitidos a modo de relleno, también.

En lo que va de año uno de los picos de audiencia tuvo lugar con el documental que Carlos de Andrés dedicó a Alberto Contador. Una especie de entrega de Imprescindibles que interesó a más de 200.000 espectadores.

Teledeporte ha iniciado su año 25 (se estrenó en 1994, con los Juegos de Lillehammer) con un 0,5% de audiencia media. Una pena.