Es cierto que un exceso de sal es el enemigo número uno de las arterias y por tanto hay que evitarlo. Pero cuando este exceso recubre de forma adecuada un alimento, como por ejemplo una buena dorada, puede ser perfecto para obtener una cocción sabrosa y sana. La costra de sal gruesa evita que se pierdan nutrientes y, al contrario de lo que pueda parecer, no añade un gramo de sal al plato. Además, no requiere grasas, no añade calorías y conserva el sabor del alimento. Y encima, este tipo de cocción sólo necesita sal gruesa y una mínima dosis de tiempo y pericia culinaria. En fin, que es un compendio de ventajas.

Por supuesto, es importante no pasarse con el tiempo de cocción. Se recomienda unos 20 minutos de horno a 200°C por kilo de pescado, aunque depende del gusto de cada cual. Por una vez, los excesos no causan problemas.

- La dorada a la sal es un plato perfecto para las personas que siguen dietas con pocas grasas. Unas gotas de aceite de oliva virgen extra, una vez cocido y en el plato, será la mejor condimentación.

- Una porción de pescado son unos 130-150 g. Hay tendencia a pensar que las proteínas del pescado son de menor valor biológico que las de la carne, lo cual es absolutamente falso.

- El pescado debe estar cocido, pero no en exceso. Se absorben mejor las proteínas del pescado en su punto justo de cocción que crudo o muy hecho.

- La cocción a la sal aprovecha mucho más las vitaminas del pescado que el hervido o el asado convencional