La controvertida Gina Haspel, de 61 años, se convirtió formalmente este lunes en la primera mujer en dirigir la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense, donde fue investida por el presidente Donald Trump.

Haspel, quien pasó 30 años en la CIA, ya se desempeñaba como directora interina desde que el responsable anterior, Mike Pompeo, asumió como nuevo Secretario de Estado.

Sin embargo, el proceso de confirmación de Haspel en el Senado desató una espectacular controversia en el país por la relación de la funcionaria con la aplicación de brutales métodos de tortura por parte de la CIA hace una década.

"Estoy apoyada en los hombros de heroínas que nunca buscaron el reconocimiento público, pero sirvieron como inspiración para quienes llegamos más tarde", dijo Haspel en la ceremonia que se realizó en la sede de la CIA.

De acuerdo con la nueva directora de la CIA, "generaciones" de agentes de esa agencia de inteligencia "desafiaron estereotipos, rompieron y abrieron puertas para el resto de nosotros".

Haspel señaló que "sería descuidada si no mencionase ahora el enorme orgullo que siento de ser la primera mujer" a servir como directora de la CIA.

En la ceremonia Haspel estaba rodeada por Trump, Pompeo y el vicepresidente Mike Pence, quien le tomó el juramento.

Haspel pasó gran parte de su carrera en la CIA como agente en operaciones encubiertas, de forma que su llegada al tope de la agencia marca una trayectoria poco común.

Trump leyó un breve discurso en que elogió a Haspel, a quien presentó como una persona "dura", pero eludió hacer cualquier referencia al papel que ella desempeño durante la llamada "guerra el terror" en la aplicación de torturas.

Durante la denominada "guerra al terror", Haspel era responsable de un centro clandestino de detención administrado por la CIA y situado en Tailandia.

Enormes presiones

La audiencia pública que prestó ante el Comité de Inteligencia del Senado en marzo como parte de su proceso de confirmación se tornó un verdadero escándalo, ya que en esa oportunidad Haspel se negó a condenar el uso de torturas y siquiera aceptó considerar si la aplicación era inmoral.

Haspel apenas se refirió a un "programa de detención e interrogatorios", nombre formal con que la comunidad de inteligencia estadounidense legalizó el uso de tormentos que posteriormente el propio senado consideró como torturas.

En su discurso de investidura, Haspel llegó a bromear sobre las enormes presiones que tuvo que resistir durante el proceso de confirmación, a raíz de la controversia sobre las torturas.

"Han pasado casi 50 años desde que un oficial de operaciones pasó por la jerarquía hasta llegar a director. Después de la experiencia de los últimos dos meses, puedo entender porqué", comentó.

Este lunes, Trump también eludió hacer referencia a una secuencia de mensajes que publicó en la red Twitter con fuertes críticas al exdirector de la CIA John Brennan, a quien acusó públicamente de haber espiado su campaña electoral en 2016.

El mandatario prefirió elogiar a la nueva directora de la agencia de inteligencia: "Que nuestros enemigos tomen nota: Gina es dura. Gina es fuerte", comentó.

La ahora directora de la CIA pasó años como agente en operaciones encubiertas en Etiopía, Rusia y Azerbaiyán.

Posteriormente pidió ser transferida a la división de acciones antiterroristas, donde comenzó a trabajar el 11 de septiembre de 2001, precisamente el día de los atentados contra Nueva York y Washington que dejaron casi 3.000 muertos.