Unos 22 millones de ciudadanos estaban llamados ayer a votar en unas importantes elecciones municipales parciales en Inglaterra, que son vistas como un test crucial sobre la debilidad de la primera ministra, la conservadora Theresa May.

A menos de un año de que se consume el "Brexit", se trata de las primeras elecciones desde las generales del pasado junio en las que la primera ministra perdió la mayoría absoluta. Los resultados no se esperan hasta primera hora de hoy.

En total se eligen 4.371 ediles, y en algunos casos, como en las ciudades de Sheffield o Watford, también a los alcaldes. El particular sistema electoral británico hace que estos comicios no cubren todo el territorio de Inglaterra -la región más poblada del Reino Unido, con 53 de sus 65 millones de habitantes- y excluyen alcaldías importantes como las de Londres o Manchester, donde sin embargo, sí se eligen concejales.

Desde las elecciones de junio de 2017, en las que los laboristas experimentaron una importante subida, tanto ellos como los laboristas han oscilado en las encuestas nacionales, que en estos momentos sitúan a los "tories" en cabeza con un 42% de apoyos frente al 38% del laborismo.

Los comicios son también una prueba de fuego para el Partido Liberal Demócrata -reducido a cuarta fuerza en los Comunes, por detrás del SNP escocés- y para el eurófobo UKIP, que luchará por conservar algunos de sus concejales, ya que, sin diputados ni eurodiputados, corre el riesgo de desaparecer.