El Partido Demócrata de EE UU presentó ayer una demanda multimillonaria contra el Gobierno ruso, el equipo de campaña de Donald Trump y la web de filtraciones Wikileaks, a los que acusa de conspirar para interferir en las elecciones de 2016 en perjuicio de Hillary Clinton.

La demanda, presentada por el Comité Nacional Demócrata (CND) ante un tribunal federal de Manhattan, alega que altos responsables del equipo de campaña de Trump se confabularon con el Kremlin y su agencia de espionaje militar para perjudicar a Clinton y favorecer al candidato republicano y ahora presidente de EE UU. "En la campaña presidencial de 2016, Rusia lanzó un asalto total a nuestra democracia y encontró un socio voluntario y activo en la campaña de Donald Trump", aseguró el presidente del CND, Tom Perez, en un comunicado.

Según Perez, eso constituyó "un acto de traición sin precedentes" en EE UU, ya que nunca antes había ocurrido que la campaña de un candidato estableciera una "alianza con una potencia extranjera hostil para reforzar sus oportunidades de ganar la Presidencia".

La interferencia del Kremlin, mediante la divulgación de documentos del Partido Demócrata filtrados por piratas informáticos rusos y por Wikileaks, supuso una conspiración ilegal que perjudicó gravemente las aspiraciones de Clinton, reza la demanda.

Mientras, ayer se filtraron informes del FBI de principios de 2017 en los que su entonces director, James Comey, cesado por Trump en mayo pasado, anota que el nuevo presidente se le queja con frecuencia de que la investigación sobre la trama rusa era una nube negra sobre su Gobierno. Trump "dijo que estaba intentando dirigir el país y que la nube negra de este asunto sobre Rusia estaba poniéndoselo difícil", escribió Comey el 30 de marzo.

Once días después, Trump presiona de nuevo. El presidente le dice que "él estaba tratando de hacer su trabajo por el país, visitar a líderes extranjeros, y que cualquier nube, por pequeña que fuera, se interpone". Los memorandos, entregados el jueves por el departamento de Justicia al Congreso y filtrados a la prensa, pueden convertirse en una prueba de que Trump obstruyó conscientemente a la justicia para dificultar la investigación de la llamada trama rusa.