La nueva Asamblea Nacional de Cuba, constituida ayer, propuso como sucesor de Raúl Castro en la presidencia del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros al actual vicepresidente primero, el ingeniero Miguel Díaz-Canel, de 57 años, bisnieto de españoles. Esta candidatura, cuya lectura estuvo jalonada de aplausos y ovaciones que en el caso de Díaz-Canel se prolongaron varios minutos, fue sometida a votación secreta

Pese al carácter absolutamente continuista de la propuesta -Díaz-Canel es el "número dos" del régimen desde 2013-, el relevo marca la llegada por primera vez a la presidencia de la Cuba castrista de una persona cuyo apellido no es Castro y que además ha nacido después de la Revolución de 1959. La votación estaba fijada para anoche, pero su previsible resultado no se preveía darlo a conocer hasta hoy, jueves.

Pese a su retirada de la presidencia y de la jefatura de Gobierno, Raúl Castro, de 86 años, mantendrá hasta 2021 el control del Partido Comunista cubano y el Ejército y la "tutela" de Díaz-Canel. Castro llegó a la presidencia cubana en 2006, por la enfermedad de su hermano Fidel (1926-2016), fundador del castrismo.

La lista sometida a votación al Parlamento cubano incluye como candidato a "número dos" del régimen al afrocubano Salvador Valdés Mesa, de 72 años, que previsiblemente se convertirá en el primer negro en desempeñar ese cargo en Cuba.

Descartado todo tipo de aperturismo político a corto plazo -más en el contexto de enfrentamiento con los EE UU de Trump-, los principales retos de Díaz-Canel serán económicos: profundizar las reformas iniciadas por Raúl Castro y que han permitido sentar las bases de una pequeña clase propietaria, vinculada sobre todo a la hostelería y el turismo. En lo inmediato, el cambio más urgente será la unificación de las dos monedas coexistentes en el mercado -CUC y CUP, o peso y peso convertible-, además de la eliminación de las tasas de cambio preferenciales para empresas estatales, que son la mayoría en la isla.