Un día después del ataque de EE UU, Reino Unido y Francia contra Siria, limitado para evitar una confrontación directa con Rusia, las dos partes se concentraron en la diplomacia, si bien con serias advertencias de un lado y del otro. Así, la embajadora estadounidense ante Naciones Unidas, Nikki Haley, prometió que Donald Trump no sacará del país árabe al contingente militar estadounidense -unos 2.000 soldados que combaten junto a las milicias kurdas- hasta ver cumplidos todos sus objetivos.

Su homólogo ruso, Vasili Nebenzia, contraatacó garantizando que la intervención militar del sábado perjudicará el "proceso político" para pacificar Siria. Un mensaje que también fue transmitido desde el Kremlin por fuentes rusas que al dar cuenta de una conversación telefónica entre el presidente Putin y el mandatario iraní, Hasán Rohaní, destacaron que ambos líderes habían constatado que la acción militar "ilegítima" de las tres potencias occidentales había causado "un serio daño a las posibilidades de la solución política en Siria".

De hecho, según la misma fuente, el presidente ruso añadió otra advertencia: "Si estas acciones cometidas en violación de la Carta de la ONU continúan, el caos en las relaciones internacionales será inevitable".

Haley fijó tres objetivos que cumplir en Siria: que el régimen de Bachar al Asad no vuelva a usar armas químicas, que los terroristas del Estado Islámico sean derrotados y hacerse con una posición ventajosa a hora de controlar la influencia iraní en la región.

"Nuestro objetivo es que las tropas estadounidenses regresen a casa, pero no nos iremos hasta que sepamos que hemos logrado nuestra misión", dijo Haley reiterando la amenaza de Trump de "disparar" de nuevo si Damasco vuelve a usar armas químicas.

La determinación que ahora muestra el magnate de permanecer en Siria contrasta con su deseo de retirar al contingente, expresado cuatro días antes del ataque químico contra Duma, el pasado día 7, que motivó la represalia del sábado. Entonces presentó esa decisión como inminente: "No sacamos nada salvo muerte y destrucción, es horrible, así que es hora".

Haley también se refirió al proceso político que Moscú ve seriamente perjudicado por la acción militar del sábado, pero lo hizo para despreciar al presidente sirio como interlocutor. "No vamos a tener conversaciones cara a cara con Al Asad, no es digno" de ellas, sentenció.

Haley también anunció que Washington aprobará hoy sanciones adicionales contra empresas rusas que estén "relacionadas con el arsenal químico" sirio.

Entre tanto, los inspectores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas se desplazaron ayer a la ciudad siria de Duma para investigar el ataque químico del pasado 7 de abril.