Al menos ocho palestinos murieron y otros mil resultaron heridos ayer por disparos de soldados israelíes durante unas intensas protestas cerca de la frontera entre Gaza e Israel, una semana después de una jornada de manifestaciones especialmente mortífera que se cobró la vida de 19 palestinos y causó heridas a más de 1.400. La del pasado 30 de marzo fue, de hecho, la jornada más sangrienta en la zona desde la guerra de 2014 entre Israel y los islamistas radicales palestinos de Hamas.

Miles de palestinos volvieron a concentrarse ayer cerca de la barrera de seguridad que separa Israel del enclave palestino, para reclamar el regreso de los refugiados y el fin del bloqueo de Gaza por Israel, además de exigir venganza por los muertos de hace una semana. Los manifestantes incendiaron neumáticos y lanzaron piedras contra los soldados israelíes, que respondieron, como suele ser habitual en el Ejército judío, con gases lacrimógenos y balas reales.