El presidente ruso, Vladimir Putin, concurre a las elecciones de hoy con una sola preocupación: que sus compatriotas acudan a las urnas. Sabe de antemano que vencerá, pero no quiere que una baja participación deslegitime su victoria.

Los otros siete candidatos no tienen la menor opción frente al hombre que gobierna Rusia desde 2000 y que, desde hoy, lo seguirá haciéndolo al menos hasta 2024. Hay viejas y nuevas caras. Entre las primeras, el líder liberal, Vladimir Jirinovski, y el de Yabloko, Grigori Yavlinski; entre las segundas, la presentadora de televisión y candidata de Iniciativa Cívica, Ksenia Sobchak, hija del que fuera alcalde de San Petersburgo y mentor de Putin, Anatoli Sobchak.

Pero falta la única cara nueva que podría hacerle sombra: Alexei Navalni, vetado por una condena judicial. Con el tiempo, Navalni puede llegar a ser rival para Putin. "Ha conseguido crear la primera organización horizontal en Rusia sin apoyo del Kremlin y esto es muy interesante", subraya Andrei Soldatov, periodista y director de Agentura.ru. Pero Navalni ha sido vetado para evitar que su figura cobre alcance nacional.

Se espera que el respaldo a Putin llegue hoy al 70% (en 2012 fue del 63,6%). El presidente sigue siendo muy popular entre los rusos. Lógico: el 75% de la economía está controlada por el Estado y quien cobra de Putin quiere que Putin continúe. Si no es para ir mejor, al menos que sea para no ir peor.