El presidente ruso, Vladimir Putin, reveló que ordenó derribar un avión de pasajeros el 7 de febrero de 2014, día de la inauguración de los Juegos de Invierno de Sochi. Un pasajero que decía tener una bomba exigió que el aparato, que cubría una ruta entre Jarkov (Ucrania) y Estambul, se desviara hacia Sochi. Al final, se descubrió que el hombre estaba bajo los efectos del alcohol y no tenía artefacto explosivo alguno. En consecuencia, según explica Putin en un documental que lleva su nombre, la orden fue anulada.