FARO contacta por vía telefónica con Arges Artiaga -nombre de guerra de este francotirador gallego- tras conocerse la muerte de otro combatiente gallego en Siria, Samuel Prada León, alias Baran Galicia, al que no llegó a conocer, pero había oído hablar de él. "Sabía que había un gallego en Raqqa, pero nunca coincidimos. Él estaba en el frente oeste y yo en el este".

Artiaga ha combatido en las filas de las Unidades de Defensa Popular kurdas (YPG) en tres periodos diferentes, empezando en febrero de 2015, cuando llegó a Rojava, al norte de Siria. Desde hace unos dos meses está de regreso en Galicia, aunque no desvela su identidad ni su paradero para no ponerse en peligro ni a sí mismo ni a su familia y vecinos. El pasado mes de noviembre habló con FARO después de haber combatido en la batalla de Raqqa, considerada hasta entonces capital del Daesh (ISIS).

- Samuel Prada León murió a causa de un bombardeo del ejército turco. ¿Ha estado expuesto usted también a ese peligro?

-Todos sabíamos quién era realmente el enemigo. Los kurdos siempre nos lo dijeron, pero a los occidentales nos costaba más creer que Daesh y el gobierno turco eran lo mismo. Nos costaba creerlo, pero lo están demostrando.

- ¿Se ha demostrado que el Daesh ha estado financiado de alguna forma por el gobierno turco?

-Sí, hay muchos hechos que lo demuestran. Ellos nunca se han metido con el Daesh. Además, creo que [el Daesh] ni siquiera está reconocido como grupo terrorista en Turquía.

- ¿El Daesh está ya fuera de la ecuación bélica en el norte de Siria?

-No, no, ni mucho menos. Sigue muy vivo. Tiene una gran bolsa en el desierto de Deir ez-Zor y otra gran bolsa que nosotros estábamos combatiendo antes de que Turquía atacara, y se ha dejado de lado para enviar refuerzos a Afrín. En realidad todo esto solo está beneficiando al Daesh.

- La impresión desde aquí es que el ISIS ha huido del norte de Siria.

-No, lo que pasa es que ellos han desviado la atención del tema. Quedan muchos pueblos en manos de Daesh y los estaban defendiendo con uñas y fuego. Es donde tienen el oro y por eso lo defendían. Es lo que les quedaba.

- Turquía sostiene que el YPG es un grupo terrorista. ¿Cuál es su impresión sobre esas milicias?

-Turquía puede decir lo que quiera, pero tendrá que demostrarlo. No hay ninguna prueba creíble de eso, ni ningún otro país lo cree. El YPG está protegiendo minorías, a la gente, sobre todo los que no son kurdos. El YPG nunca ha pisado Turquía para nada antes de ser atacado. No tiene una artillería ni aviones para atacar Turquía. Ni siquiera tenemos misiles. Los turcos han bombardeado Afrín durante prácticamente un año. No con esta intensidad, pero lo han estado haciendo.

- ¿Se ha convertido Siria en una guerra de intermediarios como la de Yemen, con una lucha entre potencias suníes (Turquía) y chiíes (Irán)?

-Lo de Siria es una vergüenza para la comunidad internacional. Esto no tiene nombre. La ONU se lava la cara y protesta, pero deben imponer sanciones ya. Hablemos claramente de crímenes contra la humanidad, de crímenes de guerra, de limpieza étnica. Los niños y las personas normales no se merecen esto, hay que pararlo de manera política, negociar y punto.

- Las fuerzas gubernamentales sirias han causado esta semana más de 200 muertos con bombardeos aéreos en Guta, cerca de Damasco. ¿Una posible solución sería imponer una zona de exclusión aérea?

-Sí, claro. El problema es que aquí están implicadas superpotencias como Rusia, Estados Unidos, que está más enfocado en el ISIS. Que entre este nuevo elemento, como el ejército turco -que Turquía ya estaba metida ahí-, con todos los grupos "rebeldes", entre comillas... Porque hay que decirlo claro: el Ejército Libre Sirio ya no existe. Es un montón de yihadistas que no se ponen de acuerdo, que no tienen un proyecto político ni una solución política para Bashar al-Ásad. Solo luchan por la sharía. Quedan algunos grupos que luchan por la libertad y la convivencia, pero no tienen apoyo de nadie.

- En la anterior entrevista con FARO DE VIGO decía que luchaba por los valores humanos, se desmarcaba de una ideología política concreta.

-Yo soy bastante apolítico. Aunque tenga mi ideología, no tiene nada que ver con lo que pasa aquí. Me parecía un grupo que hacía lo correcto.

- ¿No ha visto atrocidades, tortura o maltrato a prisioneros por parte del YPG en el tiempo que ha combatido con ellos?

-No. Todo lo contrario. Y la verdad es que no es nada fácil tratándose del Daesh. Cuando ves las cosas que hacen con los civiles... En el momento, en caliente, mejor darles una patada en el culo, pero... Nunca he visto nada. De otra forma no hubiera ido tres veces.

- ¿En otros casos ha sido una ideología de extrema izquierda lo que ha llevado a combatientes extranjeros a combatir en Siria en las filas del YPG?

-Hay gente que va por razones políticas, más que otra cosa, pero la mayoría son gente como yo. Tendrán sus ideas, pero van porque creen que es lo justo ayudar a esa gente y a acabar con el Daesh, que es una amenaza para todo el mundo.

- En el último periodo en que ha estado allí, ¿ha temido por su vida?

-Sí, claro. Ya tengo unos años encima, pero Raqqa ha sido lo peor que he visto. Tienes la muerte a centímetros prácticamente a diario.

- Es difícil combatir contra suicidas.

-Sí, aparte tenían unos 4.000 civiles como rehenes. Por eso al final se tuvo que negociar un pacto con ellos, porque no se podía avanzar más sin dañar a los civiles. Les dejamos ir a Deir ez-Zor y ya los cogeríamos más tarde, sin los civiles de por medio. Ellos tenían a los civiles en un estadio, el Estadio Negro [en el centro de Raqqa]. Para evitar los ataques de los aviones se movían con ellos. Fue bastante difícil, porque tuvieron cuatro años para preparar la defensa de la ciudad. Ellos no tienen el problema de la moral, como tenemos nosotros: ponen minas por todas partes, y si cae un niño les da igual.

- ¿Cómo fue el recibimiento de la población civil cuando liberaron Raqqa?

-Estaban como en shock y en bastante mal estado. Muy delgados, sin bañarse y la mayoría con heridas de metralla.

- ¿Seguía como francotirador o desempeñaba también otras funciones?

-Allí escasea de todo. Si vienen civiles heridos, dejas el rifle y te pones a curarlos. Haces lo que puedes. Muchas veces los civiles se escondían del Daesh, se acercaban a nuestras filas y nosotros los atendíamos como buenamente podíamos.

- ¿Volverá al frente sirio?

-De momento no tengo ganas de volver, pero tampoco lo descarto. Depende de cómo se maneje la situación ahora.

- Es arriesgado no solo estar allí, sino el viaje, que es clandestino.

-Sí, se cruza la frontera de forma alegal. El que va allí sabe a lo que va. Que puede volver en una bolsa de plástico a casa lo sabe todo el mundo. Y si no lo sabes, a los quince días te das cuenta. Quien no quiera estar se puede volver.