El presidente de EE UU, Donald Trump, relanzó ayer una vieja idea en la estela de la masacre que la pasada semana segó 17 vidas en un instituto de Florida: armar a los profesores, iniciativa que rechaza parte de la comunidad de educadores. El presidente, que reavivó la propuesta en una serie de tuits y en un encuentro con autoridades de Florida, cifró en un 20% de los docentes los que podrían estar en posesión de armas en los centros para enfrentarse a eventuales atacantes.

"Maestros y entrenadores altamente entrenados y aficionados a las armas solucionarían instantáneamente el problema, antes de que llegue la Policía. Gran poder disuasivo", escribió Trump, destacando que, según muestra la experiencia, los tiroteos duran "tres minutos" por término medio mientras que la Policía tarda entre "5 y 8 minutos" en responder.

Para Trump, aquellos docentes adeptos a las armas y con "antecedentes militares o entrenamiento especial" podrían llevar "armas ocultas", lo que les permitiría "responder de inmediato a los disparos si un psicópata salvaje entra en una escuela con malas intenciones". El magnate resaltó que armar a los profesores sería mucho más efectivo y menos costoso que contratar guardias de seguridad en las escuelas, con lo que sumó a su propuesta un argumento económico. "Si un tirador psicópata sabe que una escuela tiene un gran número de maestros expertos en armas nunca la atacará. Una escuela sin armas es un imán para la mala gente. ¡Los ataques se acabarían!", añadió.

Antes de lanzar su propuesta de ayer, Trump se mostró favorable el miércoles a promover controles sobre las compras de armas y sugirió prohibir los dispositivos que permiten convertir las armas semiautomáticas en fusiles ametralladores. De esta manera, ya marcó un giro inicial respecto a sus primeras reacciones, en las que puso el acento en la salud mental de los agresores más que en el control de la posesión de armas.

Durante un debate organizado el miércoles por la noche por la cadena CNN cerca de Miami fueron numerosas las voces que se elevaron para oponerse a la iniciativa presidencial. "¿Debo formarme como policía en vez de educar a los niños?" inquirió Ashley Kurth, profesora del instituto Marjory Stoneman Douglas de Parkland, donde ocurrió el tiroteo hace una semana. "¿Debo vestir un chaleco antibalas de kevlar?", agregó.

"No creo que los maestros deban estar armados. Pienso que deben enseñar", manifestó por su parte el comisario Scott Israel, uno de los policías que fue llamado a intervenir en el instituto tras la masacre de la pasada semana. El senador republicano por Florida Marco Rubio también mostró su oposición a la idea de armas al profesorado.

En sus tuits de apoyo al control de armas, Trump respaldó a quienes proponen elevar de 18 a 21 años la edad mínima para comprar un rifle o reforzar los controles de antecedentes penales y de salud mental de los compradores. Varias voces han destacado que el atacante de Parkland, Nikolas Cruz, de 19 años, había podido comprar legalmente un fusil semiautomático, mientras que para beber alcohol se exigen 21 años.

En mitad del rifirrafe, la Asociación Nacional del Rifle (NRA), que en 2016 donó 30 millones de dólares a la campaña de Trump, se opuso a elevar la edad legal para comprar un arma y denunció "la vergonzosa politización" del tiroteo en Florida, que atribuyó a un "movimiento venenoso" de socialistas infiltrados en la izquierda y en los medios de comunicación.