Las agencias de Naciones Unidas registraron en 2016 unos 40 millones de niños refugiados (12 millones) y desplazados (28 millones), aunque la ONU considera que la cifra real es mucho mayor, ya que las "brechas de información" son muy grandes, según denunció ayer un alto responsable de Unicef. La denuncia acompañó a la publicación de un informe sobre refugiados elaborado por Unicef, el alto comisionado para los refugiados (ACNUR), la Organización Internacional de Migraciones (OIM), Eurostat y la OCDE.

Entre las lagunas de información expuestas por el responsable de Unicef destaca la inexistencia de registros de edad para el 44% de los refugiados que están bajo el control de ACNUR. En cuanto a los desplazados, solo el 20% de los países que sufren estos movimientos de su población desglosan sus datos por edades.

Otro informe difundido ayer pone en su foco a España. El documento, elaborado por las universidades de Comillas y Deusto, resalta que el sistema español de acogida a los refugiados los recibe pero no los integra, por falta de una política específica que favorezca que salgan adelante. Como consecuencia, al cabo de unos meses de acompañamiento, los refugiados quedan librados a su propia suerte: problemas económicos graves; precariedad laboral, cuando no desempleo; e inestabilidad en la vivienda, que a menudo se limita a una habitación en un piso compartido.

"El sistema español de acogida a refugiados no cuenta ni con los recursos, ni con los medios, ni con la capacidad política de enfrentar y transformar ese conjunto de factores que determinan la trayectoria de integración de los solicitantes y beneficiarios de protección internacional. Algo que solo se podría hacer desde políticas estructurales de integración social de las que el Estado español adolece en este momento", apunta.

Eleva una batería de recomendaciones que pasan por flexibilizar el sistema para adaptarlo a las necesidades reales de cada solicitante de asilo no solo en el primer momento de acogida, sino también en el medio plazo.