El escándalo de las pruebas de Volkswagen, Daimler y BMW con simios y humanos obligados a inhalar gases tóxicos sigue creciendo. Volkswagen intentó disimular los resultados de las pruebas de emisiones diésel con monos, hechas en 2015, pero no por miedo a las críticas de grupos animalistas sino porque mostraban que los gases expulsados por el último modelo de "Escarabajo" eran "más nocivas" que las de una vieja furgoneta Ford de hace 20 años, según informó ayer el diario alemán "Bild", que califica los resultados de "devastadores".

También se han ido conociendo más detalles de las pruebas. Los animales eran encerrados en jaulas de vidrio donde inhalaban gases durante cuatro horas con la pretensión de demostrar que las emisiones del "Escarabajo" eran inocuas. Sin embargo, tras ser sondados los animales que las aspiraron se comprobó que "presentaban más síntomas inflamatoris que los que respiraron las emisiones del vehículo más antiguo". Diversas asociaciones ecologistas y animalistas han calificado de "tortura" las condiciones en que se realizaron los experimentos con los simios.