El fiscal especial Robert Mueller, que investiga la conexión rusa del presidente de EE UU, Donald Trump, dio un paso que incrementa la presión sobre el entorno, actual o de campaña, del magnate, a menos de una semana de que se cumpla, este sábado, el primer aniversario de su acceso a la Casa Blanca. Mueller citó al exjefe de estrategia de la Casa Blanca y exjefe de su campaña, Steve Bannon, para que responda como testigo a las preguntas de un gran jurado.

Bannon recibió la citación la semana pasada, según fuentes citadas por "The New York Times", que confirma así un paso de Mueller sin precedentes desde que se hizo cargo de la investigación. Hasta ahora, el fiscal especial no había utilizado un arma jurídica de tal calibre contra nadie del entorno de Trump, aunque ha imputado a cuatro personas.

Un gran jurado está llamado a estudiar las pruebas que se le presenten durante una serie de vistas con el objetivo de determinar si hay indicios suficientes para iniciar un juicio formal, aunque no está del todo claro que realmente Mueller pretenda ir tan lejos.

Una fuente citada por el diario apuntó la posibilidad de que la convocatoria de Bannon sea una mera baza negociadora para que este termine accediendo a testificar en las oficinas del fiscal especial. Los fiscales también recurren a esta táctica si tienen un as en la manga o cuando quieren que incurra en mentiras o contradicciones, ya que está obligado a responder a todas las preguntas.