Con suerte, Alemania tendrá Gobierno después de Semana Santa. Más de cien días después de los comicios generales del pasado septiembre, los conservadores liderados por la canciller, Angela Merkel, y los socialdemócratas del SPD llegaron ayer a un acuerdo para iniciar formalmente las conversaciones a fin de reeditar de nuevo la gran coalición

Fue después de más de veinte horas de negociación cuando los tres líderes -Merkel (CDU), Horst Seehofer, de la formación bávara hermanada (CSU), y Martin Schulz (SPD)- anunciaron un principio de acuerdo del que ha quedado excluida la subida de impuestos a las rentas más altas que pedían los socialdemócratas.

Sin embargo, las partes han acordado, como quería el SPD, que Alemania trabaje en estrecha coordinación con la Francia de Emmanuel Macron para fortalecer la eurozona y que "el euro pueda afrontar la crisis global".

En concreto, la CDU, la CSU y el SPD se comprometen a dedicar "fondos presupuestarios específicos" a la estabilización del bloque comunitario y a apoyar la "convergencia social" y las reformas estructurales, todo ello con el objetivo de conformar la base de un futuro "presupuesto de inversión" para la eurozona.

Este acuerdo pone fin a meses de incertidumbre sobre la formación del nuevo Ejecutivo en Alemania, después de que la CDU y la CSU fracasaran en su intento de formar una coalición a tres bandas con ecologistas y liberales. Con todo, la última palabra sobre lo que se pacte en las conversaciones formales la dirá el congreso que el SPD celebrará el día 21. Y de obtener el visto bueno, aún habrá que esperar hasta abril para tener Gobierno.

No obstante, Merkel defendió lo conseguido ayer. "El resultado no es superficial. Se trata de un documento de dar y recibir, como debe ser". Schulz, por su parte, alabó lo que considera un "resultado excelente", sin ocultar que ahora tiene que "convencer" a los miembros del SPD. Pero estaba satisfecho: "Mi partido dejó claro que no había líneas rojas, pero sí que queríamos que hubiera un contenido rojo.