Israel anunció este miércoles el lanzamiento de un programa cuyo objetivo es que 40.000 inmigrantes en situación irregular -eritreos y sudaneses en su mayoría- elijan entre su expulsión del país antes de finales de marzo y el ingreso en la cárcel. Quienes acepten partir recibirán un billete de avión y 3.000 euros.

Aunque Israel niega la condición de refugiados a estas personas -entradas desde 2007 a través del Sinaí-, las autoridades hebreas admiten que no pueden regresar a sus países, ya que distan de ser seguros. Israel, que considera la permanencia de los inmigrantes como una amenaza para el carácter judío del Estado, ha firmado acuerdos con Ruanda y Uganda para que los acojan.