El líder supremo de Irán, Alí Jamenei, rompió ayer su silencio sobre la revuelta que vive Irán desde el jueves de la pasada semana y acusó a los "enemigos" del país de aliarse para debilitar al régimen de los ayatolás, en el sexto día de violencias. Nueve personas murieron el lunes por la noche y ayer de madrugada en localidades del centro de Irán, seis de ellas durante un intento de los manifestantes de tomar al asalto una comisaría de policía. La capital, Teherán, está siendo menos afectada que otras ciudades por las protestas, pero aún así las autoridades anunciaron 450 detenciones desde el sábado.

En total son 21 las personas, de ellas 16 manifestantes, que han perdido la vida desde el pasado jueves, cuando empezaron en la ciudad de Mashad (noreste del país, la segunda en población) las protestas contra las dificultades económicas que experimenta la población, así como contra la corrupción y las intervenciones militares en el exterior de Irán. Los manifestantes insisten en que el crecimiento del PIB derivado de la recuperación de las exportaciones de petróleo tras el levantamiento de las sanciones en 2016 no está repercutiendo en el bienestar de la población iraní.

El gran ayatolá Jamenei aseguró en la televisión oficial que "los enemigos (de Irán) se han unido y están usando todos sus medios, su dinero, sus armas, sus políticas y sus servicios de seguridad para crear problemas al régimen islámico", porque "el enemigo siempre está buscando una oportunidad y cualquier grieta para infiltrarse y golpear a la nación iraní", añadió.

La condena de las violencias no se limita a los elementos más ortodoxos. El principal grupo reformista iraní, presidido por el expresidente Mohamed Jatami, condenó la violencia de los "alborotadores" que "aprovecharon las manifestaciones y las protestas pacíficas para (...) destruir bienes públicos e insultar los valores religiosos y nacionales sagrados". También denunció el apoyo de "los enemigos del pueblo iraní, con EE UU a la cabeza (...) a las acciones violentas". Precisamente, EE UU anunció ayer que pedirá una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la revuelta que vive Irán.